La música de Weste proviene de algún lugar donde colisionan el folk tradicional y la electrónica elegante. Un punto de partida singular y, en cierta manera experimental, que deviene en global y accesible gracias al puntilloso trabajo de producción del uruguayo Ignacio Pérez y la voz de otros tiempos de la argentina Clara Trucco. Un bálsamo pop que recurre a elementos de la música tradicional latinoamericana, con especial fijación por las chacareras, las zambas, las cuecas...músicas del noroeste argentino que, en manos de este dúo, alcanzan su puesto en el presente sin aspavientos, trenzadas con total fluidez y naturalidad. Prueba de ello es su disco de debut 'Visceras' (Weste, 2015), que incluye joyas hipnóticas como 'Luna' o 'Amor indio' o el más reciente 'Huestes' (Weste, 2017), con el que, echando mano de instrumentos tradicionales y contemporáneos (guitarras eléctricas, sintetizadores con beats electrónicos, loops, flauta travesera, mandolina, guitarra criolla...) facturaron una de las obras más fascinantes del año pasado.

Una entente tan singular como la suya solo puede surgir de la unión de una argentina y un uruguayo. De San Martin de Los Andés a Montevideo, ambos provienen de proyectos muy definidos, tal y como cuentan: "Venimos de proyectos musicales muy diferentes; Fémina - trío donde Clara Trucco comparte espacio con su hermana Sofia Trucco y Clara Miglioli - es un grupo de rap fusión y Mushi Mushi Orquesta - proyecto en el que participa Ignacio Pérez - es una banda instrumental con referencias claras a la música balcánica y el folclore del río de la plata. Estas diferencias culturales fueron claves al momento de gestar la música de Weste", matizan. Su sonido, con ese folk electrónico y ambiental que juega con el uso de la voz y la instrumentación, a pesar de sus referentes tan de la tierra, supone a su vez un ticket de entrada a mundos paralelos, de hecho al final del disco llegan a musitar un alentador 'Despierta'. "Nos gusta jugar con todo el abanico de posibilidades sonoras que se nos presentan. ¡Sí! Como si fuéramos amigos jugando a un juego de rol musical. Evocando espacialidades remotas y diferentes personajes. Es una invitación a estar más atentos y poder hacer de la realidad un sueño", explican. Eso sí, hay mucha "sal de la tierra", en temas como 'Noche cálida' o 'Crisantemo', aunque en su caso no parece una mera forma de darle un barniz contemporáneo al folclore. "Tomamos de la raíz, de la tierra, pero con nuestra propia impronta. Nos sentimos muy conectados con la naturaleza y eso es quizás nuestra forma de conectar con el folclore".
Más bonus para su trayectoria: Nicola Cruz incluyó la deliciosa 'Crisantemo' en su DJ Set para The Lot Radio y la inimitable Juana Molina les invitó para abrir su concierto en el Teatro Vorterix de Buenos Aires el pasado noviembre. "Ambos casos fueron muy distintos. Fue una verdadera sorpresa que Juana Molina nos eligiera para abrir su show. Su música nos inspira mucho y es un gran referente. En el caso de Nicola Cruz nos sentimos súper honrados de que incluyera 'Crisantemo' en su Set", admiten. Defienden su no pertenencia a cualquier corriente específica, ellos van por libre. "No nos sentimos parte de una escena en particular. Lo nuestro es fluctuar libremente. Si estamos hermandados con muchísimas bandas y artistas de la ciudad que están hace rato trabajando y enriqueciendo la cultura. Son muchos y de una escena muy variada", explican. En este sentido, mucha de la música más interesante que llega de Latinoamérica parte de una alquimia perfecta entre el folk y la electrónica más sofisticada. Estoy pensando en el propio Nicola Cruz, la ecuatoriana afincada en Nueva York Maria Usbeck... ¿La defensa de la esencia propia de un territorio es la que hace a los artistas tener una mayor singularidad? "El lugar de donde venimos nos da una identidad singular. Nos gusta ser fieles y nutrirnos de esa identidad. De nuestros paisajes, nuestros sonidos, nuestra cultura. Pero también nos gusta mezclarnos con un sentido más global. Como si en la canción no se pudiera distinguir un origen en particular, sino que podría provenir de cualquier lugar. En el fondo, creemos en un mismo lugar sensible de donde provenimos todos". Aún así, siempre hay que ser permeable a tendencias e influencias externas para que el discurso no pierda vigencia. "Estamos en una continua búsqueda de sonidos nuevos, atentos a lo que pasa alrededor, siempre".
El relato audiovisual adquiere mucha relevancia en su propuesta. Una buena muestra es el videoclip de 'Crisantemo', dirigido por Pilar Condomí y que guarda una estética muy singular. "Le damos mucha importancia a lo visual, a lo estético y lo escénico. Weste empezó como un proyecto meramente audiovisual. En nuestro caso es la conjunción lo que hace al relato. Hay otros proyectos musicales que se centran más en la música y está bien también. Depende lo que quieras comunicar". La naturaleza y sus circunstancias también tienen gran peso en la poética de Weste. Veámos títulos de canciones al azar: 'Noche Cálida', 'Rio I', 'Deshielo'...Algo muy coherente con lo que proponen a través de la música. ¿Quién manda, la letra o la melodía?. "A veces manda la letra y otras veces la melodía, pero van de la mano. Una propone a la otra y así se va armando. La naturaleza es una de nuestras principales fuentes de inspiración". Una inspiración que, vuelo transoceánico mediante, quizás podamos disfrutar en breve por España. La estética y la ética de Weste seguro tienen cabida en eventos como el Sonar o el Primavera Sound. "Nos encantaría visitar España, y tocar en alguno de esos festivales sería un placer. Ya tuvimos algunas propuestas, así que esperamos concretar pronto". Crucemos los dedos.