El porte maduro, sensual y provocativo de Angela Eppe, esculpiendo volutas de humo con su cigarro, en la portada de 'Señoras que fuman' (Autoeditado, 2016), transmite sin rodeos lo que Sokolov quiere proponer con las canciones de éste, su último trabajo. La nueva aventura discográfica del dúo valenciano, compuesto por Assad Kassab y Mireia Pérez, supone, entre otras muchas cosas, un cuidadísimo ejercicio de puesta en escena. Un trazo dramatizado que abarca desde el arte que envuelve al álbum hasta el videoclip que ilustra la canción que da título al mismo, dirigido por la propia Mireia y realizado por Rafa Piqueras. Assad es artista, diseñador gráfico y posee un importante currículum como escenógrafo. Mireia, por su parte, es actriz de cine, teatro y televisión. Resulta inevitable que el bagaje artístico que atesoran los dos miembros de la banda impregne cada rincón de este proyecto en común. "Sí, es absolutamente inevitable. Creemos que forma y contenido son inseparables", comentan ambos con rotundidad.

Para dar brillo al sonido del disco se han rodeado de sospechosos habituales como Uve Martínez en la producción o Jose Maria Rosillo en la masterización, además de contar a las baquetas con Fermin Vila, los coros de Paula Santos y Oriol Tarrason y hasta los tacones de Alejandra García. Combo pensado y tramado desde la libertad absoluta que otorga la autoedición. "Optamos por la autoedición porque es la manera de poder darle realidad física a nuestros discos. Nos otorga mayor libertad en todos los sentidos. Quizás no descartaríamos la idea de trabajar, en algún momento, con alguna de las discográficas que nos interesan pero, por experiencias anteriores, cuando contactamos con ellas, pasó mucho tiempo hasta recibir noticias y en la mayoría de casos, como es habitual, jamás obtuvimos respuesta. Así que, de momento, nosotros nos lo guisamos y nosotros nos lo comemos."
[pull_quote_left]El peligro nos excita... también las guitarras afiladas, las baterías en celo y los bajos palpitantes[/pull_quote_left]
Visto el resultado a todos los niveles, tanto estético como musical, parece que han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a sacar el disco adelante. Sabiendo como está el patio, a nivel lucrativo, de la escena pop de este país, a Sokolov la recompensa le viene por otros motivos. "A nivel lucrativo no vale la pena en absoluto. Pero no es nuestro motor, y por eso nos vale la pena. Sokolov es una inversión. Una inversión en nosotros, en nuestras inquietudes, nuestros placeres, nuestras pasiones, a nivel artístico y personal". El segundo corte del álbum, 'Escenario principal’ conecta con algún acontecimiento vivido dentro de la trillada escena musical, una de tantas anécdotas basadas en promesas incumplidas. "Nos abstenemos de decir nombres. La anécdota es lo importante, lo que queremos contar. La persona y el evento en cuestión son nuestra fuente de inspiración y por ello merecen nuestro respeto". No quieren revelar su fuente. Ajuste de cuentas con elegancia y discreción.


Las diez canciones de este álbum sirven de asidero para contar una serie de historias dónde lo crudo que se esconde bajo una superficie bañada de normalidad remite su eco maloliente, a la manera de las rosas plagadas de espinas de 'American beauty'. 'Erudito', primer corte del álbum, donde aparece un desprecio a las colecciones de referencias y al apego que tienen muchos por la cultura superficial, es la punta de estas lanzas envenenadas. La urgencia cultural, predominante en los tiempos que corren, puede casar mal con la profundidad. "Nada casa mal con la profundidad. 'Erudito' habla de esos coleccionistas de referencias, apegados a la cultura superficial o a la cultura profunda, da igual, que utiliza su sabiduría para tapar sus carencias emocionales y hacerte sentir imbécil", rebaten. Claro y meridiano.
También hay lugar en las letras de 'Señoras que fuman' para el enchufismo familiar, en 'La pájaro', los informes (desfavorables) de salud en 'Dinosaurios' (crónica de la muerte anunciada de Francisco Franco) o las infidelidades (consentidas) en 'Triplete siamés'. Una forma de hurgar en el lado menos amable de lo que nos rodea. Aunque para Sokolov se trata más bien de dramatizar historias reales para orquestar una distinguida respuesta al feismo. "Hemos recopilado anécdotas, historias, pensamientos o sensaciones que en algún momento han generado algo feo en nosotros. Las hemos ido coleccionando y al final del trayecto nos hemos encontrado con un disco que es una especie de ajuste de cuentas".
[pull_quote_left]Sokolov es una inversión. Una inversión en nosotros, en nuestras inquietudes, nuestros placeres, nuestras pasiones, a nivel artístico y personal[/pull_quote_left]
Aún así hay lugar para el humor negro: 'Señoras que fuman’ (la canción), es una buena prueba de ello. A unas canciones tan intensas, unas gotas de comedia les puede insuflar aire y ayudan a liberar un poco de espacio. "Es algo muy característico en nuestras canciones. Nos gusta que la música sea intensa, magna (aunque no siempre lo es) y que el lenguaje en las letras sea sencillo (porque así nos nace) y que, sobre todo, sea coherente con nuestra propia manera de entender la vida y de comunicarnos o expresarnos en nuestro pequeño mundo". Para esta canción, quizás las más representativa del álbum, decidieron apostar por un videoclip de acabado elegante y lustroso. "El rodaje del vídeo fue maravilloso porque tuvimos el lujo de contar con gente más maravillosa todavía que se involucró en el proyecto con mucho amor. Así nada puede ser salir mal".
El sonido del álbum pone de manifiesto su querencia por lo desafiante: guitarras afiladas, baterías en celo, bajos palpitantes y alguna concesión a cierta calma, como en 'Nunca ella’ o el deje flamenco de 'Dinosaurios'. Un sonido muy rocoso y que bordea el peligro. "El peligro nos excita... también las guitarras afiladas, las baterías en celo y los bajos palpitantes. Era exactamente lo que buscábamos". Hay guitarras en el álbum que suenan dolientes y rugosas como las que ejecutaban Thalia Zedek y Chris Broakaw de Come, ojo a 'Que asco me das', y otras que tejen líneas cercanas al post-punk. Aunque tanto Assad como Mireia tenían en mente a músicos de distinto pelaje pop mientras pensaban en las canciones de 'Señoras que fuman'. "Muchos. Pasaron por nuestra mente Bowie, Gainsbourg, Happy Mondays, Air, Stereolab, Pulp y muchos otros..."
Funden a negro con 'Estocolmo', canción que perfectamente pudiera funcionar como "score" de una película y que parece que vaya a dar pie a los títulos de crédito. Como si 'Señoras que fuman' hubiera resultado ser la película musicada que siempre habían querido hacer. "Nunca tuvimos la intención de hacer un film musicado, pero el cine está muy presente en nuestra vida y probablemente hay algo de influencia inconsciente de lo cinematográfico y lo teatral". Podremos comprobarlo sobre las tablas de El Loco Club (Valencia), el próximo 27 de mayo.
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