Si hay una expresión coloquial en castellano capaz de aunar una referencia a lo musical con lo relativo a las gónadas masculinas, ésta es "echarle bemoles", cuya definición: "Tener valor o atrevimiento para hacer algo", casa también, sin duda, con el título del nuevo álbum de Santi Campos: 'Cojones' (Rock Indiana, 2016). Más allá de la rotunda sonoridad de la palabra y de posibles (y sobados) debates sobre lo políticamente correcto de la expresión, el músico segoviano, residente en Barcelona desde hace unos cuatros años, presenta en sociedad su "disco del cambio", y, tal como nos explica vía telefónica, con la intención de que esto se notara desde el principio. "Quería que se notara en todo. No era por molestar, pero me parecía bastante impactante llamarlo así y quería que quedara claro que había un antes y después de este disco".

Con una portada basada en una obra de madera de Noemí Llantada, que transmite cierta sutileza pese a lo contundente del nombre, da lugar a pensar que estas diez canciones están articuladas desde la contundencia del rock pero agasajadas con capas y capas de cuerpo pop. "Nunca me planteo si hago pop o rock o lo que sea. Supongo que lo que escucho se refleja en lo que hago y esto redunda en las melodías. Me gustan las estructuras pop de las canciones pero también la energía. Se trata de música, en general, y no creo que haya una etiqueta concreta para estas canciones ya que también hay sonidos electrónicos, e incluso si le quitas todas las capas, los ritmos son un poco africanos. Resulta, al fin y al cabo, una mezcla bastante peculiar", afirma.
[pull_quote_right]He vuelto a lo primitivo, intentando hacer más simples las canciones[/pull_quote_right]
Hablando de la producción del disco, éste suena contundente pero con alma sofisticada. Incluso late cierta "negror" en el fondo, especialmente en cortes como en 'Flora y Fauno' o 'Corazón de cuerda'. Una suerte de Rythm & blues con bemoles. "Puede ser. Podríamos hablar de intentar meter en un solo disco toda la música que me interesa, aunque eso es algo prácticamente imposible. Quería agitar una coctelera coherente, sin que cada canción fuera de su padre o de su madre. También pretendía que dentro de una coherencia general, si que, al quitar capas y capas, el oyente pudiera pensar, por ejemplo, en Kraftwerk". Ciertas canciones del disco, a su vez, recuerdan un poco a la manera en como se acercaba con su música, Barry Adamson (ex-bajista de Magazine y estrecho colaborador de Nick Cave) al rock: con contundencia pero con alma negra y poso estilizado. "Hace mil años que no lo escucho. Yo tenía un disco suyo, creo que titulado 'Oedipus Schmoedipus'. Lo voy a volver a escuchar. Es un disco que recuerdo con mucho cariño. Es lo que me está pasando con 'Cojones', ya que la gente me comenta que le recuerda a tal o cual cosa, y me voy dando cuenta de que sí. Se trata de bandas o músicos que yo he escuchado hace muchos años, como Violent Femmes, a los que me asocian por las canciones sin muchos cambios de acordes y su desarrollo instrumental, o Radio Futura...Me doy cuenta de que hay algo de todo eso. Aparecen cosas de mi cultura musical de la época previa a que me metiera de pleno en la Americana y alrededores. Se me ha ido bastante esta obsesión y lo que me dices está conectado con los músicos con los que me han relacionado quienes ha escuchado las canciones de mi último disco". También es como si hubiera querido ir un paso más allá con sus influencias reconocidas. "Sí. Y a la vez sufrir un retroceso emocional a cosas de muy del pasado. He vuelto a lo primitivo, intentando hacer más simples las canciones. Cuando tenía unos 13 años lo que escuchaba era a Golpes Bajos, Radio Futura, Parálisis Permanente...este tipo de influencias también están ahí. Se trata de una vuelta a mis gustos primigenios, en un principio de forma inconsciente, pero, como ha pasado con lo que me has comentado de Barry Adamson, esto ha llegado a volverse consciente. El "problema" de que te guste investigar sobre música es que dejas de lado cosas que realmente te gustan mucho, porque vas consumiendo música nueva y vas paralelamente olvidándote de otra. Por ejemplo, hace muchísimo tiempo que no escucho el primer disco de The Modern Lovers, y algo de él hay en 'Cojones'".
Llama la atención que tanto en el título del segundo corte del álbum, y en la canción 'Gigantes' aparece la palabra "lento". ¿Una broma del subconsciente o un hilo consciente con el que conectar las canciones?. "Ambas cosas. No lo hice aposta, como siempre, pero sí que tengo la palabra lento muy presente en mi vida. Considero que soy lento, no en términos de movimiento, sino de evolución. Llego más tarde a sitios donde otras personas llegan antes. Esto sí que es autobiográfico, de hecho la segunda canción y 'Fuego', creo que son las más autobiográficas del disco. La mayoría de gente de la que me rodeo es más joven que yo pero sabe más que yo y esa sensación de ir aprendiendo todo el rato y que sí que llego a sitios guays, pero siempre algo más tarde que los demás. Las canciones de 'Cojones' suenan, en definitiva, como a una especie de "exorcismo musicado". Una forma de romper cadenas con el pasado artístico de Santi Campos para darle forma a un nuevo comienzo. "Sí". Al bemol.