El nuevo disco de Roldán se publicó poco antes de que todo se volviera de repente tan extraño, rompiendo con la trayectoria de un trabajo que hasta ese momento ascendía con brío los escarpados territorios del pop independiente. Una colección de canciones que, desde su mirada desacomplejada y onírica, sazonada con especias musicales de diferentes latitudes (del kraut alemán al tropicalismo brasileño, pasando por apuntes de cierta pulsión africana), anticipaba casi sin querer situaciones inéditas en las vidas de muchos. 'Tus Poderes' (El Genio Equivocado, 2020) es el cuarto álbum en la trayectoria de este proyecto comandado por Juan Carlos Roldán (que ahora juega con el contrapunto instrumental de Jaime Sevilla y Nacho Olivares) y resulta tan sugestivo y singular en su propuesta que hay intentar seguir hablando de él hasta que se agoten las palabras.
‘Tus Poderes’ tuvo una muy buena acogida en los medios, la presencia en los escenarios comenzaba a carburar...pero de repente se truncó todo. ¿Sentís que con la Pandemia la música ha pasado a un segundo (tercer) plano? ¿Cómo creéis que será la nueva normalidad para los músicos que transitan en los márgenes?
Al principio era comprensible que todo, salvo lo imprescindible dejara de importar. Creo que aunque las crisis y desastres han generado un arte muy transcendente, eso siempre ha pasado en fase de recuperación, una vez se puede analizar, y cuando se ha sobrevivido. En este caso, primero hay que ver cómo sale de esto el sector cultural (y en concreto, el de la música), y qué medios se ponen desde arriba para ello. De entrada, creo que tiene que cambiar la forma de organizarse los conciertos. Creo que el monopolio de los festivales puede acabarse, pero las salas de conciertos no pueden seguir como antes, cobrando alquileres a los músicos. El trato tiene que ser otro. Tengo la esperanza de que esto sea una buena ocasión para hacer funcionar las cosas de otra manera.
Vuestro último es un viaje interior, plagado de surrealismo, coordenadas espacio-temporales transoceánicas, requiebros sonoros...¿Podríamos hablar de psicodelia exótica?
¡Claro! Tanto la psicodelia (en su vertiente más pop) como la “exótica” (refiriéndose al género instru- mental que popularizó Martin Denny), son géneros en los que nos sentimos cómodos. También en la bossa tropicalista y experimental, el kraut alemán o kosmische musik, el blues africano, la electrónica ambient de principios de los 70, y el slow funk. Todo ese saco de palabros nos lo hemos echado al hombro y estamos cocinando con todas estas especias sobre una amplia base pop.
Abandonáis la concisión de discos anteriores como ‘Tetrata’ (2013) o ‘Espero que dure’ (2017) para formalizar un sonido más expansivo. ¿Tiene algo que ver que lo que era un proyecto uni- personal se haya convertido en trio con la incorporación de Jaime Sevilla y Nacho Olivares?
Bueno, más que abandonar nada, creo que Jaime y Nacho vienen para sacar a relucir muchas cosas que estaban soterradas en anteriores canciones.Lo que pasaba antes es que mi forma de componer era muy de la idea sobre la forma . Primaba un “a ver qué pasa si pongo esto con esto otro”, aunque chocaran. Eso a veces daba resultados interesantes y bellos, pero otras sólo se quedaban en "interesantes”.
Entonces, el hecho de componer y arreglar canciones entre los tres, además de madurarlas por un periodo largo antes de entrar al estudio de grabación, ha dado un resultado más preciosista y musical, más orientado al placer auditivo, aunque se conserva el espíritu arriesgado de anteriores discos.
Más allá de ese formato trio, las canciones aparecen enriquecidas y vitaminadas con múltiples detalles (efectos, barnices electrónicos, teclado de colores). ¿Los power-trio contemporáneos lo son gracias a la tecnología?
Hemos incorporado sintetizadores a nuestro set, y cuando Carlos Aquilué, nuestro anterior baterista (y también el de Kiev Cuando Nieva) se fue a vivir a Huesca, decidimos seguir con caja de ritmos para el directo.En todo caso, en el disco casi todas las percusiones están grabadas en directo con Jaime, Nacho y yo tocando tambores, bongos y maracas a la vez, así que más que una tecnología más avanzada, lo que hay son sonidos y arreglos más abiertos y menos basados en el formato clásico guitarra/bajo/batería.
Lo curioso de vuestro sonido es que aparecen y desaparecen esbozos de estilos distintos (bossa nova, pop exótico, shoegaze...) pero no se resiente la entidad de las canciones ¿era algo busca- do?
Creo que después de muchos años haciendo canciones, ya empieza a haber algo que las caracteriza y une entre sí. Si se escuchan anteriores discos nuestros, se puede ver que esta diversidad de géneros ya estaba ahí, incluso más contrastada. De hecho, creo que este último álbum está más centrado en estilo y las canciones van por un camino más concreto. Creo que lo que pasa es que en las canciones nuevas se puede decir con más claridad “anda, esto es bossanova, esto es krautrock...”. Esto también puede ayudar a que sea posible escuchar el disco de seguido. En conclusión: sí. Lo que se buscaba era que el disco fuera una unidad concisa, fuera más agradable y se pudiera escuchar en casa entero como un viaje no tanto con accidentes bruscos, sino más bien con encuentros y sorpresas.

Llama la atención que ‘La Potencia’ vaya sobre “la toma de consciencia de un posible futuro donde ya no te sea posible hacer las cosas que te gustan”. ¿Teníais algún tipo de información secreta sobre lo que iba a pasar con la pandemia que no habíais compartido antes con nadie hasta la fecha?
Pues a mí también me ha sorprendido que las letras encajaran tan bien con la situación actual. En todo caso, creo que ya antes de la pandemia no era difícil predecir que la situación se está poniendo fea en el mundo. Por ejemplo, la crisis climática, el avance de la ultraderecha, el pensamiento neo-liberal o antiguo-egoísta de siempre... Ya no se trata de hacer las cosas que te gustan, si no de que igual no po- demos hacer las cosas que necesitamos hacer. En todo caso, la letra de 'La Potencia' era sobre algo más interno y personal, pero creo que todo es aplicable a lo que pasa fuera de nosotros, que al final es reflejo de lo que somos. Hablando de lo personal, estás hablando de política.
En la temática hay más divagación que concreción: reflexiones sobre el acto de crear, las dis- tancias físicas en el pasado, vueltas de tuerca al universo de Werner Herzog, paisajes extraños oteados desde la ventanilla de un tren...¿Hipnagogia mezclada con cierto humor surrealista?
A mí me funciona mejor divagar que intentar concentrarme en contar algo concreto. Creo que de esa forma se pone en marcha la intuición. En ese sentido, me gusta más la clásica definición de impresionismo, ya que mi ejercicio es el de esbozar diferentes escenas u ocurrencias aparentemente inconexas, y dejar que se comuniquen entre ellas en la canción. También suele haber elementos meta-lingüísticos, hablando del acto de hacer música, porque al venir del contexto del arte contemporáneo siempre que lo veo desde fuera, me sigue pareciendo extraño hacer “música pop”. Sí que hay elementos de surrealismo o hipnagogia, si se refieren a la idea de que estoy contando cosas como de sueño, pero desde un punto de vista relajado o humorístico, a veces para quitarle gravedad al asunto. Curiosamente, igual que no suelo recurrir a sueños propios en las letras, sí he soñado con ciertas melodías que inmediatamente he intentado transcribir a canciones nada más levantarme, para no olvidarlas.
En vuestro caso el ritmo funciona buscando la placidez aunque las texturas apunten hacia la extrañeza. ¿En esa dicotomía habéis encontrado la horma de vuestro zapato?
Pues sí, creo que nos vamos sintiendo más a gusto en esos ritmos. La idea es que sean polirrítmias con riqueza de detalles, pero a la vez que fluyan de manera sencilla. El hecho de tocar percusiones entre los tres nos está llevando más a esas cadencias.
¿O está costando volver a la normalidad tras todo lo sucedido? ¿Intentar entender porque el planeta se ha vuelto tan loco es misión para el que escribe, compone o crea?
Nosotros hemos estado componiendo más canciones, y alguna colaboración muy maja. Tenemos un par de sorpresas guardadas. Como decía al principio, ahora está todo muy convulso. Creo que la compresión y reflexión vendrá más tarde, cuando todo se asiente más. Entonces, si todavía se pueden hacer cosas, se escribirá, compondrá y creará, pero no depende sólo de los artistas. Hace falta pensar de una manera más colaborativa, menos individualista. El arte y todo lo demás sale de la colectividad y apoyo mutuo. Depende del valor que se le dé en una comunidad.