Mounika. / I Need Space

Mounika. Niebla downtempo

Sin apenas haber cumplido la treintena pero firmemente curtido en ese reducto solidario y creativo que es SoundCloud, el esquivo Jules Verschueren sigue operando lejos de la relativa fanfarria que generó 'How are you' (2017) su disco anterior bajo el nombre de Mounika.. Aquel sugerente puzzle de fantasías sampleadas, que conjugaba el beat del hip hop instrumental de crujido jazz con retazos de soul lento y chanson ha encontrado en el reciente 'I Need Space' (MaJu Records, 2020) el siguiente eslabón de su, de momento, corta cadena. Un mini álbum de nueve canciones que según el enigmático Jules (del que sabemos que vive en Touille, una localidad del Alto Garona Francés y no mucho más) sirve de transición hacia un trabajo mayor entidad que tiene previsto publicar próximamente.

Portada de 'I Need Space'

A pesar de esta modesta declaración de intenciones, las canciones de 'I Need Space' siguen atesorando la capacidad sugestiva que Mounika. brindaba en su aclamado antecesor aunque el resultado derive hacia otros derroteros partiendo de cierta reformulación. Lo que en canciones de su anterior disco cómo 'De roses et de colombes' - que desarma con el sampleado de la maravillosa chanson Car Cette Chanson-Là con la voz de Esther Ofarim - destilaba un aroma cinematográfico marcado por un devoto apropiacionismo ahora vira hacia ambientes más sofisticados que parten de la propia labor compositiva de Jules Verschueren. Un productor y armador de canciones que ahora amanece más interesado en la creación de sus propios sonidos que en el tratamiento de los ajenos. Maniobra que manifiesta el interés de Mounika. por marcar distancia y ganar perspectiva tras la brecha entre su discreta vida de provincias y cierta popularidad obtenida con el éxito de su anterior disco en plataformas como Spotify. Esto se cuece con tino en números folk-soul como 'Tender Love', que cuenta con la colaboración del coqueto dúo canadiense Ocie Elliot o el loop downtempo de 'ailleurs', que sigue los pasos trazados por uno de los nuevos tótems de la electrónica francesa, el parisino Chassol.

En estas canciones el piano tratado también sirve de contrapunto del latido beat imperante, acentuando el ambiente melancólico y reflexivo del disco, por la 'intro ( I m sorry)' (que parte de un homenaje a Chilly Gonzales) o el teclado filtrado de 'Deep Water', nana imposible facturada a través de arrumacos electro. Si hablamos de piezas destacadas, a la altura de la inesperadamente exitosa 'Cut my hair' de su anterior disco, la reconstrucción de esa gema de soul tórrido de Yaw de título 'Where would you be', aquí bautizada como 'Feeling good', apunta a momento clave de un álbum repleto de pistas sugerentes. Un disco que apuesta por la continuidad de un género, el downtempo y la electrónica de envoltorio amable, que parecía haber dado todo de sí pero que sigue ofreciendo rodajas nutritivas a base de destreza, recursos imaginativos y una cultura musical envidiable.