Tres años después de su disco de debut de título 'Madre salvaje' (2016), la valenciana Mireia Vilar se multiplica para dar a conocer las canciones de su nuevo trabajo, 'La plaga' (2019), compaginando la labor creativa (escritura de canciones, voz, diseño sonoro) con las tareas propias de la independencia más absoluta, desde la promoción hasta la contratación y demás quehaceres logísticos. Con sus nuevas canciones, apunta el foco a la pista de baile, con un sonido sintetizado y tratado que combina con acierto la melodía pizpireta de las producciones de pop comercial de los años 80 del siglo pasado con unas texturas contemporáneas próximas al pop avanzado de artistas totales como Empress Of, Jay Som o Maria Usbeck.
Te has definido alguna vez como cantautora o autora de canciones aunque tu imagen y estilo dista mucho de ese perfil al uso. ¿No crees?
¿Sí? Cierto es que a la palabra cantautora se le asigna una imagen concreta de guitarra, letra y voz. Para mí es eso mismo sin la guitarra (ríe), aunque a veces también la utilizo para hacer el tonto, sobre todo para componer con tres dedos. Prefiero ubicarme dentro del género de canción de autora, ya que hago la misma labor, solo que utilizo otras herramientas que a la hora de instrumentar tienen una paleta mas amplia de colores y pueden entrar en diversas estéticas musicales. Una visión más poliédrica de lo que sería la canción de autor para mí.
Tengo entendido que has pasado gran parte de tu último periplo vital fuera de casa. ¿Te marcó de alguna manera poder tener un visión menos limitada o tu estilo a la hora de enfrentarte a la música ya venía de serie?
Interaccionar con otras culturas siempre influye, todos los estímulos que impactan sobre nosotros, vaya. Y no hace falta viajar para ello. Ver un documental, una película, un libro o una exposición de cualquier creador foráneo ya serviría. Estuve viviendo en Barcelona 12 años estudiando, trabajando y haciendo música de vez en cuando. Al terminar, me fui un año a Berlín, la idea era quedarme un mes y terminé allí casi un año. Ese año fue importante porque conocí a la musa de mis canciones, Mercè Soler, y tuve la suerte de tocar con músicos del panorama actual de la ciudad en ese momento.
Hay un equilibrio extraño en tu música entre el pop comercial de finales del siglo pasado y proyectos muy contemporáneos y con pátina avanzada como Empress Of o Maria Usbeck. ¿Es lo que tenías en mente mientras preparabas las canciones de ‘La plaga’?
Me gustaría pensar que es atemporal pero, por supuesto, cada oreja lo va a recibir como le parezca, y me encanta. Lo que más he premeditado antes de nada eran dos cosas: Intentar que los BPM (Beats Per Minute (Pulsos Por Minuto)) pudieran provocar una intención de baile, aunque fuese un pequeño cabezazo, y prohibir las cuerdas para dar protagonismo a la síntesis. Aun así hay una guitarra en 'Estado de flow' porque el gran Alberto Amar la interpretó muy bella y se hizo inseparable en el tema.

¿A qué plaga te refieres con el disco? ¿Se trata de algo emocional o más bien filosófico?
Diría que las dos cosas. Es una plaga personificada que se comporta en masa y va siguiendo una misma corriente que carece de identidad. De alguna forma señalo que en la diversidad está la riqueza y que seguir la corriente a veces no es la mejor idea. Es una plaga que apoya el pensamiento único y se comporta como hecha en serie, propia de un mundo donde no me gustaría estar. Una distopía que a veces no está lejos de nuestra realidad actual. Nos llevan hacia ahí los esquemas económicos piramidales, la fabricación en serie, las ideologías dominantes…
El álbum tiene un marchamo conceptual, incluso podría clasificarse como esa suerte de distopia musicada que mencionas. ¿Crees que está el mundo preparado para canciones que se cargan de intenciones?
Pues supongo que algunos oyentes estarán preparados y otros ni siquiera se van a a parar a escuchar (ríe). Ha coincidido que las canciones se vistan de un aire distópico, es cierto. Sobre todo el tema 'A348', en el que imagino una nave espacial que aterriza en un asteroide donde todos sus habitantes sólo hablan de amor, y su vida y felicidad dependen de alcanzar a tener un amor romántico digno de cualquier comedia romántica llena de sus guiones cliché y roles "chico encuentra chica" y viceversa. Por eso lo de “vámonos”, al no soportar ese modo de vida e huir a buscar más diversidad de vivencias que estén pasando en ese mismo momento.
Supongo que gran parte de lo que quieres contar lo haces a través de un tema cómo ‘Podría’, donde tomas prestados versos del joven poeta de Villena, Jandroche Ballester. ¿No es así?
Los temas sobre la empatía siempre me llaman la atención. Ya en 2012 compuse un tema que hablaba sobre ello 'Swap skin' (hay un remix en mi primer disco 'Madre salvaje'). Se podría decir que en este segundo disco el mensaje ha sido dibujar algunas distopías para que los valores filantrópicos asomen como respuesta.
A pesar de que podemos percibir un mundo desde tu perspectiva individual, el disco cuenta con un número extenso de colaboradores: Mercè Soler, Eduardo Rodríguez, Vsse… ¿Son los "satélites" perfectos?
Ha habido alineación de estrellas, sí. Sobre todo con Mercè. Sus textos siempre me remueven las tripas y me accionan para escribir letras o música. Sus ideas y el prisma desde el que cuenta sus cosas me parecen muy evocadoras y originales.


¿Y la versión de 'Abracadabra' (escrita por José María Cano e interpretada por Alaska para el programa 'La bola de cristal')? Últimamente parece existir cierto debate que cuestiona la relevancia social y estética de La Movida, que la reduce a un movimiento urdido por pijos clasistas con ganas de marcha. ¿Tienes algún tipo de opinión al respecto?
¡La versión de 'Abracadabra' empezó casi por encargo! Resulta que el año pasado tuve la suerte de participar en el festival Minimúsica, el cual en cada edición tiene una temática o leitmotiv , y en esa edición eligieron la infancia como insignia. Este festival está dirigido sobre todo a niños pero con esa temática era de esperar que más de un intérprete recuperara canciones de su propia infancia, y así lo hice. Al final me gustó tanto el resultado y su feedback que empecé a tocarla en los directos y mira, la he acabado grabando en este segundo álbum.
Por lo que dices de La Movida madrileña no tengo mucho criterio ahí, casi soy más de la ruta del bakalao, aunque ni a una ni a otra llegué, iba más a las raves que otra cosa (ríe). Supongo que hay de todo en todas partes. No se me ha pasado por la cabeza en ningún momento lo de La Movida porque la canción de 'Abracadabra' tiene unos valores para mí más relacionados con el mundo de la educación, la transgresión cultural y sobre todo un tributo a la querida Lolo Rico.
¿Y eso de que te comparan con Ana Torroja? Supongo que es por tu estilo vocal… Entiendo que por tu formación cuidas mucho este aspecto e intentas evitar que sea camuflada por capas pese al tratamiento avanzado de tu música…
Hay cierta tendencia a meter las voces en un saco (ríe). Me gustaría pensar que mi voz es sólo mía (ríe). Es normal que las cosas recuerden a otras, claro. Si hubiera podido hubiera producido mucho más mis voces. Ahora mismo, James Blake, Bon Iver, Billie Eilish, todas las influencias trap con el hardtune, vocoders, stutters… Uff, me encantan. Es decir, me he quedado a medio camino por falta de medios pero aun así estoy muy contenta con el resultado.
¿Es ‘Estado de flow’ la canción emblema del disco?
No sé si emblema pero desde luego es el punto de partida hacia este universo más sintético y bailable. Este tema ha marcado el cambio.
Para el show de La Rambleta no vas a escatimar en medios. ¿Quieres ganar en casa y por goleada?
¡Lo veo más bien al contrario! Resulta que en casa tenemos un auditorio magnífico con una dotación que se adapta justo a la puesta en escena que tiene ahora mi proyecto. Ojalá lo hagamos tan bien que podamos transportarlo a muchos sitios próximamente. Visuales, montaje de luces, danzas urbanas, procesos electrónicos… Una apuesta por la escena.
Parece que has optado por defender con naturalidad tu repertorio sin necesidad de enfatizar demasiado que tu misma has tocado casi todos los instrumentos, has compuesto casi todas las canciones (menos la de Jose María Cano), entre otras cosas. ¿Crees que es el estado ideal? ¿Que podamos disfrutar de un disco determinado sin subrayar si ha sido creado por un hombre o una mujer y en qué condiciones?
Sí lo creo. No debería influir que las cosas estén creadas por un hombre o una mujer. Yo soy persona humana, antes que nada. Da la casualidad que sí, bueno, hago canciones y puedo producirlas al igual que muchas compañeras y compañeros que lo hacen. En todo caso enfatizaría esta autonomía de cara a poder trabajar para otros artistas, bandas sonoras, encargos o incluso enfatizaría también el hecho de ser una artista 360º de cara a encontrar algún día una agencia o una discográfica que me ayude a seguir caminando.