Milky Wimpshake / Confessions Of An English Marxist

Milky Whipshake. Leches con gracia.

Probablemente, entre las fantasías más húmedas de los Milky Wimpshake esté que algún bisnieto de Margaret Thatcher o algún sobrino de Boris Johnson haya brincado con cualquier canción de su repertorio. El mundo es un pañuelo lleno de sorpresas y las casualidades existen. Aunque a priori, las letras punzantes de himnos destartalados como 'Welcome to Fascist Britain', urdidas desde la mala leche con mucha gracia, estén pensadas para echar sal y limón a las heridas abiertas por el conservadurismo británico. La banda de Newcastle Upon Tyne lleva ya la tira de años (desde principios de los 90) facturando himnos de punk-pop cargados de ironía e infección y vuelve a la carga con el reciente 'Confessions of an english marxist' (Bobo Integral, 2020), un trabajo que - el algodón no engaña - pone la lupa en el brexit y los tejemanejes de los políticos tories contemporáneos para zandarearles a base de riffs y rimas con sabor a pinta de pub.

Portada de 'Confession of an English Marxist'.

Un disco que parte de un posicionamiento político muy claro y a sabiendas de que el modus operandi de la banda formada por Pete Dale (vocalista, guitarrista y compositor), Christine Rowe (al bajo) y Emma Wigham (batería) siempre ha sido marginal y artesanal: relajación compositiva (hasta declaran que una canción de este disco viene de la época en la que que David Cameron era primer ministro), mucha pieza suelta en Ep´s desperdigados, y apenas un puñado de discos en más de veinte años de trayectoria.

Pero lo que trasluce en las canciones de su nuevo disco es que, aún rebajando la fiereza del punk con gotas de indie pop genuino y humor picantón, el mensaje parte de un convencimiento labrado en el asociacionismo y llega al oyente fresco como una lechuga y bien alejado de los dogmas y los lemas. Para muestra la pizpireta 'I just can't escape from myself', situada en algún lugar entre Buzzcocks y Billy Bragg, el himno anti-hipster 'Fuck Art, Let's Danse' o los guiños a la cultura pop que surcan 'Chester Brown' (quizás pensando el autor de cómics canadiense) o 'You Make a Nice Piece of Art'.

Una colección donde la rabia tiene formato de miniatura, 'I Don´t wanna work', se bailan instrumentales sin postureos (es ¿'King of clubs' una de las canciones-pogo del año?) y hay cierto espacio para la melaza melancólica, como esa bonita 'I Don´t Want to Go There' con la que cierran el disco. Quince trallazos en menos de media hora cosidos con la labia incendiaria de Pete Dale, los riffs de manual y una sección rítmica totalmente enchufada.