Miguel Ángel Mengó: "Las películas hechas de la misma forma que la mía, o incluso con más dinero, están condenadas a la invisibilidad"

Miguel Ángel Mengó.

Después de rodar varios cortometrajes y videoclips, Miguel Ángel Mengó decidió lanzarse a la aventura de dirigir su primera película. Con un presupuesto de 6.000 euros y rodada en diversas poblaciones valencianas, 'Quiero volver a casa' narra de forma serena y contemplativa la intensa relación entre dos niñas adolescentes cuyas vidas transcurren por situaciones muy diferentes. El preestreno de la cinta, que tendrá lugar el próximo jueves 29 de enero en los cines Lys de Valencia, ha generado una gran expectación al completarse el aforo de la sala semanas antes del pase.

Has contado con un presupuesto muy limitado para rodar la película. ¿Cómo te las has apañado para conseguir tal proeza?

Pues me gustaría tener una respuesta más inteligente que “haciéndola”, pero es que así es. La película tuvo casi un año de pre-producción, así que la organización previa del rodaje no fue tan difícil. Soy muy organizado y cuando noto que, llegado el día de rodaje, podría no controlar algo, me pongo muy nervioso hasta que lo acabo atando, de una manera que me pueda permitir incluir, de hecho, algo de margen a la improvisación y la búsqueda. Mientras la preparaba, estaba trabajando como ayudante de dirección (que es mi cargo más habitual en un rodaje, y esa experiencia la he notado en el mío) en el largometraje 'En la ciudad sin brújula', de Antonio Savinelli, y supongo que aquel rodaje fue un curso acelerado de lo que debía y no debía hacer a la hora de enfrentarme a un rodaje de más de 20 días. La particularidad que había en 'Quiero volver a casa' era que sí, eran 21 días de rodajes, pero que estaba obligado a repartir a lo largo de cuatro meses a causa de la edad y obligaciones escolares de lasprotagonistas.

[pull_quote_left]No considero que 'Quiero volver a casa' sea exactamente una película sobre los cambios que se dan en la adolescencia, ni es tampoco un despertar a la vida[/pull_quote_left]

Tenía que ser constante como para rodar de manera continuada, pero también dar algo de mano ancha y no agobiar al equipo de rodaje, que en su mayor parte respondió muy bien, a pesar de no cobrar un euro, y las niñas especialmente, así que decidí rodar únicamente cada dos fines de semana. Las continuas interrupciones obligaban a tener muy claro el raccord y la estética climática de cada día de ficción, y a dotarme de un esquema fotográfico y organizativo muy sencillo y directo, pero también me dejaban suficiente espacio de tiempo como para ir editando la película a la vez que la rodaba, así que la película fue aireándose, cambiando, creciendo, desde su guión original. La escritura definitiva, fruto del azar, del uso de la mirada, y de la intensidad del rodaje, es mucho mejor y más viva en su tempo y narrativa que el guión inicial.

Las dos protagonistas de 'Quiero volver a casa' son dos chicas adolescentes, una etapa en la que se afrontan nuevas experiencias. ¿Por qué has optado por centrar la película en ese periodo?

Cada vez me siento más a gusto con los adolescentes. Desde hace tres años soy profesor de cine de un grupo de ellos, y, aunque sigo siendo crítico con algunas de sus ideas y actuaciones, con su cada vez mayor pérdida de dirección, conciencia e inocencia en la sociedad actual (también porque eso es lo que le interesa a la sociedad), he aprendido a respetarlos y quererlos en toda su profunda bondad. No es la primera vez que hago un trabajo protagonizado por adolescentes. De hecho, Tamara Odriozola, una de las dos protagonistas de la película, ha aparecido en mis tres cortometrajes anteriores, creciendo y evolucionando ante mis ojos durante años. Puede que la adolescencia sea la época más incómoda de nuestra vida, al menos hasta la vejez. Está llena de cambios a los que no te puedes enfrentar, y tampoco te puedes ya refugiar en la manta de la niñez. En ese momento, somos tremendistas y trágicos por naturaleza, carecemos de perspectiva al sentirnos enjaulados y falsamente sabios y omniscientes, pero al mismo tiempo somos capaces de dar el amor menos cínico y la amistad más fuerte que daremos en nuestra vida. De todas formas, no considero que 'Quiero volver a casa' sea exactamente una película sobre los cambios que se dan en la adolescencia, ni es tampoco un despertar a la vida.

[pull_quote_right]Un guión es un mundo que se va creando poco a poco, es el momento más bonito de un proyecto. Se te instala una moralidad de ir conociendo más a los personajes, sus lugares... Ya depende de ti saber en qué momento todo adquiere, al menos según tu perspectiva, madurez, belleza y armonía[/pull_quote_right]

¿Qué te inspiró para desarrollar la película?

David Lynch decía que las ideas vagan por el aire, y que depende de nosotros ser lo suficientemente receptivos para captarlas. Creo que toda escritura nace con una idea, con una frase o con una imagen. En mi caso fue “cuando la conocí, ya era una persona destrozada”. ¿Quién era la persona destrozada y quién la conocía? A partir de ahí, empezó el torrente de ideas: los últimos coletazos del invierno, la lluvia, el viaje, la nostalgia de las mañanas de domingo, la intimidad del cuarto de las niñas, el amor que se apodera de ellas… Las palabras 'Quiero volver a casa' que repite la madre enferma de la protagonista fueron las últimas palabras que dijo mi padre antes de morir. Después de lo dialogados y precipitados que eran mis cortometrajes previos, necesitaba una especie de silencio natural en la narración. Un guión, al menos tal y como yo lo entiendo, no es algo que te pones a escribir un día con un pequeño punto de partida y lo redactas a toda prisa, sino es un mundo que se va creando poco a poco, es el momento más bonito de un proyecto. Se te instala una moralidad de ir conociendo más a los personajes, sus lugares... Ya depende de ti saber en qué momento todo adquiere, al menos según tu perspectiva, madurez, belleza y armonía. Y cuando llega ese momento, has olvidado, como yo ahora, cómo nació todo realmente: sólo sabes que habla de cómo fuiste tú durante esa época.

Como director, ¿qué pretendes provocar en el espectador con este largometraje?

Mientras hacía mis cortometrajes anteriores era estudiante, y siempre buscaba la complicidad intelectual del que pudiera ver mis cortos. En resumen, quería ser la persona admirada por su capacidad de pensar, de hacer algo distinto al muy aburrido recurso de copiar el cine de género más americanizado que se da en la época estudiantil. Claro que confiaba totalmente en mis cortos, más allá de los errores típicos de aprendizaje, y todavía sigo viendo en ellos cosas con las que me identifico, algunos buenos momentos por aquí y por allá, pero reconozco que eran demasiado cínicos. A veces no nos damos cuenta de lo amargados que podemos llegar a estar. 'Quiero volver a casa' me lo ha revuelto todo: con ella no me interesa hacer pensar o descolocar la percepción del espectador, sino que la sienta de una manera cercana y melancólica. No es una película de amor, sino sobre el amor, que es muy distinto. Busca la calma en quien la vea. Para su ritmo algo pausado, con una historia en la que no hay giros de guión, que prácticamente no avanza durante la mayor parte de su metraje, hay que enfrentarse a ella con paciencia, dejarse llevar y, si es posible, emocionar. Que, al terminar, la gente sienta que Ana y Laura son dos niñas que adora realmente, y que en toda vida hay una época, unmomento, en la que todo, más allá de la tristeza, es bonito.

[pull_quote_left]-'Quiero volver a casa'- no es una película de amor, sino sobre el amor, que es muy distinto. Busca la calma en quien la vea. Para su ritmo algo pausado, con una historia en la que no hay giros de guión, que prácticamente no avanza durante la mayor parte de su metraje, hay que enfrentarse a ella con paciencia, dejarse llevar y, si es posible, emocionar[/pull_quote_left]

Se han agotado todas las reservas para asistir al preestreno en Valencia semanas antes de que tenga lugar. ¿Es un buen augurio para pensar que el esfuerzo realizado durante todo el proceso de gestación de este largometraje ha valido la pena o todavía queda mucho por hacer?

No esperaba que se acabaran el primer día, ni mucho menos la reacción triste de aquellos que no podrán asistir al preestreno. Recuerdo que una vez me propusieron en un pub hacer un pase de mis tres primeros cortometrajes, y que pudiera conversar con los asistentes al pase. Vinieron cinco personas únicamente, no amigas, pero sí conocidas, aunque me gustó mucho la cercanía. Claro, ahora llenar una sala de cine con 320 butacas es algo inesperado y agigantado, con un concepto de la presentación muy distinto, pero, ojalá, también enriquecedor. Sé que 'Quiero volver a casa' no irá a los Goya, ni será comprada por ningún distribuidor o productora, pero tampoco es su ambición, y eso está asumido desde el principio. Me gusta la imagen de carreta itinerante, como la de Val del Omar, que va pasando la película de pueblo en pueblo. Si consigue eso, y que en cada sesión alguien se te acerque y diga que le ha gustado de una manera especial, será que para ello nació: para llegar a la gente un determinado día, en una determinada hora, en un espacio definido, y que de entre esa gente a alguien le toque un poco más.

¿Consideras que 'Quiero volver a casa' puede ser un ejemplo de que con poco presupuesto se pueden rodar largometrajes sin necesidad de contratar actores contrastados o de hacer uso de efectos especiales para atraer al público?

No creo que 'Quiero volver a casa' sea un ejemplo de nada, ni pretende serlo. Es la película que yo personalmente necesitaba y quería hacer, con los medios a los que podía acceder con mi bolsillo, y con un grupo de amigos y conocidos que, a pesar de sus dificultades, me han ayudado mucho y de forma gratuita, nada más. Con el abaratamiento de los medios de rodaje, se ha producido por fin una especie de democratización del hecho cinematográfico. Se puede hacer perfectamente una película con actores amateurs y un equipo de estudiantes, o sin saber, como es mi caso, cómo se enciende el dichoso After Effects. Es el momento, tras esta crisis galopante que tanto hemos desaprovechado para aprender de ella, de que cualquiera con interés en esto del cine, se plante y diga quiero hacer esto o aquello, sin atender a sus medios o experiencia, porque todo eso ya llegará con el tiempo y la insistencia. Porque el hecho cinematográfico se ha democratizado, pero no la distribución, ni la producción, ni el sistema, ni siquiera el público, que sigue teniendo miedo a cualquier cosa que no goce de perfección técnica absoluta. El término “independiente” está completamente desvirtuado. Parece mentira cómo una imagen, con la que se es especialmente crítico, ahora lo es todo, y, en cambio, no se llega a comprender lo que significa esa imagen. Utilizamos una verdad como expresión de la mentira. Lo que antes era una grata perversión fuera del mercado normalizado, una forma de supervivencia en si misma, el cine underground, las salas de autor de Nueva York, la Escuela de Barcelona y, con sus pequeños detalles, la primera Nouvelle Vague y demás, ahora está fagocitado, olvidado, superado, según algunos. [pull_quote_right]El hecho cinematográfico se ha democratizado, pero no la distribución, ni la producción, ni el sistema, ni siquiera el público, que sigue teniendo miedo a cualquier cosa que no goce de perfección técnica absoluta. El término “independiente” está completamente desvirtuado[/pull_quote_right]Algo así hoy en día es considerado inoperante, porque nos hemos vuelto locos en nuestra búsqueda de la perfección digital, de tal forma que todo aquello que no lo parezca atenta contra nuestro importado buen gusto. Obras tan bellas como 'La panadera de Monceau' hoy en día serían o recibidas con escarnio o directamente provocarían la indiferencia del visitante de YouTube. Las escuelas están llenas de aspirantes a contribuir a normalizar el sistema, siempre que le incluya a él. Las películas que se hacen de la misma forma que la mía, o incluso con más dinero, están condenadas de antemano a la invisibilidad a nivel social. Sí, puedes hacer un estreno multitudinario, pero tras él simplemente te quedará la satisfacción de una buena noche. A mi, que soy la persona menos ambiciosa del mundo, esa satisfacción sin deudas ni obligaciones me parece tremendamente dulce y llena de cariño. A cuantos más realizadores amateurs les resulte beneficiosa la misma apreciación, sin esperar salir en Fotogramas o ser reconocidos como el sucesor de Amenábar, más cambiará la perspectiva del espectador, quizás no masivo, pero sí particular.

¿En qué festivales de cine te gustaría que exhibieran 'Quiero volver a casa'?

En todos y en ninguno en particular. Me gustaría que 'Quiero volver a casa' llegara a la gente, que la pudiera ver sin prejuicios de ninguna clase. Es muy bonito ser elegido en un festival, pero después te suele desengañar un poco ver cómo se desarrollan: gran parte de la gente vienen de otros cortometrajes o películas, y el sentido de la competencia está tan arraigado que, cada vez que salen los títulos de crédito finales de un trabajo, permanecen en silencio, como zombies, esperando el siguiente, quizás el suyo, para poder salir de la sala. Y eso cuando no pecan de amiguismo u ombliguismo. Estoy generalizando, claro, pero lo hago para expresar que me interesan las personas que vean el largometraje, no la institución.

Supongo que tendrás directores y guionistas que son un referente para ti a la hora de confeccionar largometrajes y cortometrajes. ¿Alguno o algunos que destacarías?

Gustarme me gustan muchos, pero supongo que no todos me influyen de la misma manera, ni quiero que lo hagan; de hecho, intento huir de ello: ¿para qué referenciar u homenajear a algo que ellos han hecho mucho mejor y antes que tú? Ni siquiera puedes dialogar, salvo en un arrebato de inmensa inspiración, con sus trabajos. Víctor Erice para mí es fundamental, es como la suma del cine que más me interesa. Ha hecho poquísimas cosas, pero cada una de sus obras, en comparación con la anterior, la llena a posteriori de afinaciones y añade insinuaciones y derivaciones: una idea por plano es lo más difícil del mundo de conseguir, y Erice lo logra siempre. Después están Rohmer, John Ford, David Lynch, Godard, Bergman, Scorsese, Terrence Malick, Jose Luis Guerín, Clint Eastwood, Michael Mann, Jonas Mekas, Wenders, Kieslowski, Kubrick, Tarkovski, Angelopoulos, a nivel más “pequeño” el colectivo Los Hijos... Y eso sólo refiriéndome a aquellos directores que me parece que enganchan obra excepcional tras obra excepcional (con excepciones), ya que después están aquellos directores que te sorprenden con algunos trabajos en concreto.

¿A qué actores y actrices te gustaría dirigir?

En verdad, a ninguno. Soy admirador acérrimo de Tamara Odriozola y de Blanca García-Fayos, las protagonistas de la película, y poco más. De hecho, he perdido un poco de comba en el terreno del cine y la televisión. Cuando me dicen tal o cual actriz, de series como Velvet o Lo que se avecina, o que a tal persona le hacen un homenaje en el Cinema Jove, muchas veces ni las conozco. En cosas de fanatismo hacia los actores populares de hoy en día, soy iletrado total.

[pull_quote_left]Víctor Erice para mí es fundamental, es como la suma del cine que más me interesa. Ha hecho poquísimas cosas, pero cada una de sus obras, en comparación con la anterior, la llena a posteriori de afinaciones y añade insinuaciones y derivaciones: una idea por plano es lo más difícil del mundo de conseguir, y Erice lo logra siempre[/pull_quote_left]

Personalmente, ¿qué es lo que más te atrae de una película?

Las películas buenas son como esa canción realmente bonita que no te puedes quitar de la cabeza tras haberla escuchado. De repente, sientes que el guión de otra persona habla sobre ti, te analiza y te ayuda a decidir cómo seguir tu camino por la vida. Después de haber visto una película así, sales a la calle y todo parece más lleno de luz, menos doloroso. Es emocionante esa sensación, la de la esperanza, así que si lo tuviera que decir en una sola palabra, lo que más me atrae de una película es el sentimiento subjetivo que te genera.

Quizá todavía es demasiado pronto para preguntarlo, pero ¿te has planteado llevar a cabo algún otro proyecto similar?

El director de 'En la ciudad sin brújula' me dijo que los directores somos un poco sadomasoquistas, porque lo pasamos fatal mientras rodamos, y a los pocos meses ya tenemos una nueva idea para meternos en el mismo lío. El rodaje de 'Quiero volver a casa' no fue precisamente un camino de rosas. Aunque había gente maravillosa, ha estado lleno de tensión, y me ha costado perder alguna que otra amistad que creía fuerte. Pero ahora ya sólo intento pensar en las cosas positivas que me ha aportado: ha cambiado mi vida y me ha ayudado a deshacerme de cosas accesorias. Sigo estando perdido, pero la experiencia me ha hecho mejor persona. Tantos meses con los personajes de 'Quiero volver a casa' me ha hecho recorrer el mismo camino y aprender las mismas lecciones vitales que ellas, y, como ellas, me veo más capaz de dar amor que antes. Así que es normal que necesite, aunque no de momento, una nueva dosis: estoy preparando un par de guiones nuevos, el de un cortometraje y el de un próximo largo, titulado por ahora 'La teoría de la desaparición', mucho más oscuro que 'Quiero volver a casa', pero todavía estoy demasiado encariñado de Ana y Laura.

Has rodado videoclips para artistas como El Ser Humano, Nube 9 o Lauda. ¿Vas a seguir trabajando para músicos? ¿Hay algún proyecto en mente?

Desde hace unos años, soy redactor y crítico (aunque cada vez me siento más culpable cuando hago una crítica “menos buena”) de conciertos en la división valenciana de Alquimia Sonora, una web superchula de música, así que me muevo mucho, aunque de la forma más discreta posible, en el mundo de la música indie de mi ciudad. Pero lo hago siempre sabiendo que mi auténtico trabajo es el audiovisual: disfruto y sufro rodando cualquier cosa, ya sean spots, vídeos empresariales, making of... Acepto prácticamente todo, porque el dinero que pueda tener sale de ello, y a base de insistencia y ser muy porculero, sobre todo en Facebook, estoy consiguiendo algo parecido a lo que quiero lograr para mi vida, aunque trabajar para otro me sigue creando siempre una especie de tensión, que crece todavía más en casos como los videoclips: cuando hago uno, soy consciente de que el tipo de cine que me gusta hacer no tiene cabida normalmente, y tengo que variar el ritmo de las imágenes, pactar un mundo compartido con el que me contrata, probar cosas distintas con las que a veces no me llevo del todo bien, ya que soy una persona nada “manitas”. Pero sí, habrá muchos más trabajos con músicos, espero. De momento, pronto se estrenará el videoclip del primer single del nuevo disco de los gaditanos Detergente líquido, y estoy estos días con el montaje de un videoclip para Adrian Levi. Y, para los próximos meses, tengo otros tres apalabrados.