
El sonido decadente y elegante de Michelle Gurevich encuentra su particular paraíso gracias a una conexión idílica entre las bandas sonoras del cine soviético de los años 50 y 60 del siglo pasado, un aire a vals maltrecho en sintonía con el Leonard Cohen más otoñal y la capacidad sugestiva de una voz ciertamente andrógina que apela al uso de los graves con impúdicas intenciones. Con su nuevo disco, 'Exciting times' (Michelle Gurevich, 2018), la canadiense de origen ruso y residencia en Berlín, explora la senda manifestada en el soberbio 'New decadence' (Michelle Gurevich) - disco que ya recomendamos en su momento con efusividad - y factura una espléndida colección de canciones, impregnadas de un romanticismo caro de ver en la música contemporánea.
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Un trabajo que ha sido producido por la propia Gurevich y la también músico Lisa Bregneager (no se pierdan su reciente disco 'Holy flavor', altamente recomendable), quienes han impregnado cada canción de una electrónica artesana (sintetizadores, teclados vox y baterías programadas) que realza el carácter decadente y protoindustrial de la grabación, más cercano al minimalismo que a una impostada alta fidelidad. El barniz final es obra del omnipresente Kramer, quien últimamente andaba metido en un proyecto de sello musical exclusivamente dedicado al vinilo llamado SHIMMY-500.
La ex-Chinawoman defiende un repertorio que es plato idóneo para teatros decadentes de la Europa del Este, ignotos enclaves mediterráneos y los locales de la escena queer berlinesa. Un tratamiento crepuscular que modela la canción ligera de todos los tiempos y que unas veces recuerda a Aznavour, 'Wilderness Will Wait', otras baila al son de las baladas de café triste del maestro Tariverdiev,'Let's get along' e incluso recupera el halo poético del mismísimo Georges Moustaki, 'Memories of three'... Poniendo sobre el tapete los sinsabores de una pasión desatada, el mareaje de los vaivenes emocionales y la viveza del drama teatralizado, en una representación tan sugestiva que seguro recibiría la aprobación sin reparos de sus desaparecidos maestros.