'Yakhal’ Inkomo' es una de las tantas gemas que han sido desterradas del olvido por el sello de Jazzman Gerald y que proviene de la inagotable fuente de la música africana. En este caso hablamos de jazz sudafricano y de la leyenda que fue en su día - allá por mediados de la década de los 60, fecha de publicación del disco- este artista nacido en 1943 en Ciudad del Cabo. El poeta y activista sudafricano Mongane Wally Serote escribe unas palabras que intentan ofrecer un vivo retrato de Ngozi: "I once saw Mankunku Ngozi blowing his saxophone. Yakhal’inkomo. His face was inflated like a balloon, it was wet with sweat, his eyes huge and red. He grew tall, coiled into himself, uncoiled and the cry came out of his horn". Arte y vida. Un binomio que para algunos artistas era indisociable.
Bajo la mano de su mentor Ephraim Nkanuka, nuestro hombre se fue fogueando en diferentes Big Bands, y asistiendo a festivales de jazz. El apartheid tuvo nefastas consecuencias a todos los niveles, y muchos artistas dejaron su tierra, aunque él optó por quedarse e ir dando forma a su carrera cuyo fruto fue esta obra maestra cuyo título hace referencia metafórica al llanto de un pueblo en contra de la violencia y el sufrimiento como consecuencia de la segregación racial. Un disco que codifica el dolor y que aúna tradición y futuro, pasado y presente en un cancionero que destila una pasión casi catártica. Al soplido rehabilitador de Winston Ngozi hay que unirles el piano de Lionel Pillay, el bajo de Agrippa Magwaza, y las baquetas de Early Mabuza. Brutal.