Lonny Ziblat: "Me asombra cómo la gente no se da cuenta de la gran influencia que tiene el folk argentino en mis canciones"

Atonal. Web de música
Lonny Ziblat.

Según reza su biografía, Lionel Ziblat es un músico nacido en Buenos Aires que creció en Israel y que reside desde hace dos décadas en Amsterdam. El protagonista de esta entrevista ha podido contrarrestar con el tiempo los efectos de tal diáspora vital y cultural a través de una vocacional actividad artística y musical que, muy probablemente, le venga de cuna - su padre Héctor Ziblat era el bajista de los míticos Jets argentinos - y que ha cristalizado en una obra que combina su labor como arreglista, productor y compositor de scores instrumentales con la grabación de discos enmarcados en un soft rock punteado con destellos psicodélicos, entre los que se encuentra el reciente «Dream Hunting» (2019).

Tu background tiene mucho de rock progresivo y de cierta psicodelia elaborada, aunque también es posible atisbar ciertas maneras folk (especialmente en discos iniciativos como «Songs From The Drawer»). ¿Es posible decir que tu música aglutina todo lo que has ido aprendiendo (escuchando) como músico?

Es una buena pregunta. Me hizo pensarlo profundamente y al hacerlo me doy cuenta de que no es tan directo y lineal como parece. O sea, por ejemplo: es obvio que hago un síntesis de canciones y obras que me han impactado en mi vida, pero la verdad es que nunca fui gran fan de lo que se considera “folk” o de grabaciones “desnudas” de guitarra acústica y voz. Así que es obvio que lo hice mientras buscaba algo basal y distinto a lo que oigo en mi cabeza normalmente, y llegué a eso.

Portada de «Dream Hunting».

Tu último disco «Dream Hunting» tiene, en su primera parte, un perfil más directo, más pop. Pienso en canciones como «Outta sight» o «Barby Q». ¿No es así?

La verdad es que «Barby Q» lo compuse a propósito como tema pop, pero si uno se pregunta en serio qué significa ese término, uno se da cuenta que pueden ser varias cosas. En general, diría que un tema pop debería ser uno que se hizo popular, o que esta hecho según una moda musical genérica popular. En este caso, es una parodia de lo que consideraba pop pero no encaja del todo con lo que hoy en día se llama pop. «Outta sight» es un juego de mezclas de estilos. Tiene un sonido vintage, utilizando un set de batería de los años 40 y un contrabajo. Aquí creo que pasó lo que generalmente me ocurre al crear, que no soy cognitivamente consciente de lo que estoy armando e intento seguir el sonido que mi mente busca. En este caso salió así, y estoy contento con esta combinación. Si lo analizamos más en serio hay que reconocer que no es común utilizar un mellotrone aquí como hice, con una sección rítmica tan antigua, y la percusión de metales que utilicé tampoco la he oído en rock o pop. Salió así y anda.

Incluso a nivel percutivo introduces elementos - en la propia «Barby Q»- que pueden emparentar tu sonido con bandas de éxito universal como Vampire Weekend. ¿Un gancho para reclamar un hueco en la escena pop mundial?

Bueno, como he dicho antes este tema es explicitamente una parodia de algún tipo de música pop, y para lograr eso tenía que introducir elementos que me parecían genéricos. Pero sinceramente fue una búsqueda mental intuitiva y no soy consciente de cómo y de dónde salieron las ideas. Confieso que no conozco Vampire Weekend, por lo menos no de nombre.

Aún así, podemos percibir, a partir de la canción «Days of peace», un cambio de tercio hacia lo íntimo y reflexivo que te acompaña hasta el corte final. Supongo que un tema con ese título viene cargado de sentido, dado tu origen israelí .

Para mí no tiene nada que ver con Israel. La canción trata simplemente con los procesos personales que estaba viviendo yo. El disco entero trata mucho el tema de la búsqueda de la conexión personal y, como gran parte de mis obras, tiene que ver con procesos psicológicos y emocionales que pasamos todos individualmente. Este tema trata más que nada del intento de llegar a una paz interna a través de ser atento uno a sus propias necesidades. Esa paz es el objetivo que todos buscamos y noto que a veces aún al encontrarla es un arte saber reconocer y disfrutarla. Como ya fue mencionada Israel, tal vez vale decir que aunque en las últimas dos décadas aparece en los medios en el contexto del conflicto es una sociedad que cuenta con 8 millones de personas, con varias minorías, que viven cada uno una vida propia con sus riquezas, sus sueños y sus ambiciones. Tal como las canciones de un artista holandés no tratan siempre de vacas, leche, porros y molinos, un artista con raíces israelíes no siempre canta sobre el conflicto al mencionar la palabra "paz".

Es innegable la influencia de Beatles, Laurel Canyon... pero hay alguna tonada que incluso retrotrae a uno de los gigantes del pop argentino como Spinetta. ¿Es una suposición mía o tu bagaje biográfico también aparece en estos surcos?

El arte de composición y de escribir canciones lo aprendí escuchando varios y distintos artistas de distintos estilos y lugares geográficos. Entre los israelíes, entre otros, genios como Danny Sanderson y Matti Caspi, y entre los latinoamericanos, más que nada, Chico Buarque, Vinicius y Toquinho. También está la influencia americana e inglesa obviamente: Billy Joel, Stevie Wonder, Queen, Gentle Giant, Genesis, Deep Purple, King Crimson y varios artistas más. Confieso que todavía no llegué a conocer a Spinetta. Del rock argentino conozco muy poco. Están los Shakers – que eran uruguayos y la letra era supuestamente en “inglés” pero malísima. Este año al conocer a Litto Nebbia personalmente, por curiosidad me puse a escuchar un poco de Los Gatos también. Pero este disco ya estaba listo hace un par de años, así que no puedo decir que eso dejó una marca. Sí me gusta de siempre el folklore argentino, y me asombra cómo la gente normalmente no se da cuenta de la gran cantidad de influencia que tiene en mis canciones.

También has compuesto música para cine bajo el nombre de Lionel Ziblat. ¿Puedes contar algo sobre esas experiencias?

El mundo de composición cinematográfica es un planeta en sí. Consiste de distintos formatos, estilos y géneros, y es algo que todavía me ofrece un lindo desafío. Siempre siento que tengo mucho para aprender y eso me gusta mucho.

Originalmente me enfocaba en música para orquesta, estilo tradicional, como componían Bernard Hermann, Alex North y John Williams, pero hoy en día está cambiando bastante y el diseño de sonidos y producción juegan cada vez un papel más grande en el trabajo del compositor. Me parece que se está haciendo difícil enfocar en la pura música porque la parte de producción se está desarrollando bastante mientras la parte musical recibe cada vez menos y menos importancia.

Respecto a otro dato de tu biografía, esta tiene mucho que ver con tu participación en la producción y edición de «Lección de Twist» del pionero combo de rock argentino Los Jets, en el que un tal Héctor Ziblat tocaba el bajo. ¿Cómo surgió esta maniobra de recuperación?

En efecto, mi parte era más que solamente de participante. Era mi iniciativa. Poco antes de que falleció mi padre (Héctor Ziblat), descubrí que hay una gran movida de fans y coleccionistas en argentina fascinados por esa época de los comienzos del rock nacional. Normalmente cuentan solo con la aparición de Los Gatos como las raíces del rock argentino, mientras ya antes hubo mucha actividad. Era otro tipo de mercado y la música era mucho más inocente, pero era la versión argentina del rock´n´roll que llegaba de los Estados Unidos, y era muy presente en la vida de los jóvenes. Yo hablé una vez con mi padre sobre la posibilidad de armar un disco antológico de Los Jets, ya que tuvimos acceso a grabaciones bien guardadas en los archivos de Guillermo Fuertes – uno de sus compañeros de la banda. Yo tengo justamente un par de programas muy potentes que facilitaron limpiarlas aún mas. Un par de años después de que falleció, empecé a trabajar con las grabaciones poco a poco, y al final, a través de Litto Nebbia, descubrí al sello Munster en Madríd, que editó el disco. La investigación de la historia la hice juntando materiales en la red, contando con historias que me contaba mi padre, y hablando con Yolanda Fuertes (la mujer de Guillermo) y mi tío Roni – el hermano de mi padre que trabajaba como "plomo" (roadie) de la banda.

Vives en Amsterdam, una ciudad con una gran tradición de músicos que trabajan con una óptica muy personal los sonidos del pop y la psicodelia anglosajones. ¿Es una ciudad que sirve como fuente de inspiración?

Amsterdam y Holanda, en general, tienen una inmensa riqueza de actividad musical. Tiene varios festivales, coros, músicos amateurs de todos géneros. Como estoy viviendo allí desde hace más de veinte años, seguro que he integrado muchos elementos que he aprendido mientras estudiaba y trabajaba allí. Pero debo ser sincero y decir que como la forma que acceden la música y el arte en general me resulta más cerebral y cognitiva, no puedo decir que me inspira. Lo que a mí me llega en la música y el arte es una fuerza energética indescriptible que parece salir de una fuente más profunda y que siempre es el motor detrás de todo lo que me ha impactado en la música. En los veinte años que vivo allá nunca me encontré con ese tipo de magia.

¿Qué importancia das a las letras? Por lo que intuyo no eres de los que se conforma con el sonido sea perfecto, sino que rondas de cerca la idea de “autor”. ¿Me equivoco?

Yo no sabría cómo definir lo que hago pero tampoco es algo que me interesa hacer. Cuando se trata de una canción la letra es naturalmente una parte integral de la obra. Puede ser compleja o no, pero tiene que tener su equilibrio y ese motor energético que he mencionado antes. Obviamente, cuando compongo una obra para un cuarteto de cuerdas, la música pura es lo que tiene que mover la pieza y una letra no será relevante. Cuando hago música para una escena cinemática la música se vuelve en un elemento aún mas rural que solo ayuda empujar una obra compleja, compuesta con más elementos; imágenes, montaje, velocidad, colores, diálogo y el contexto dentro de la historia. Una canción tiene su propia tradición y a veces hay que saber largar la complejidad para encontrar el equilibrio adecuado entre la letra, la melodía, la harmonía y el ritmo. Aun así, siempre me gusta descubrir temas que logran contar con elementos en la música que son más complejos e interesantes mientras suenan inocentes y sencillos.