LoE LoF LoN: Jugando al riesgo

Gori Valarez es Loe Lof Lon.

Igor Álvarez es Gori Valarez y a su vez es LoE LoF LoN. No se me pierdan. El segundo nombre es un pseudónimo, en forma de espejo, del primero, que es el que pone en la partida de nacimiento, y ambos forman parte del tercero, que fue dadaísticamente bautizado con las tres primeras palabras que escribió la hija de Igor/Gori para un proyecto de música libre e intuitiva, que, partiendo de la improvisación, explora caminos poco transitados. Una aventura que nació con el álbum 'Conventional Elements' (Ferror Records/ Muteant Sounds, 2017) y que sigue su camino con el reciente y apabullante 'LOE LOF LON Meets Wayne Rex' (Ferror Records/ Muteant Sounds, 2017), publicado a pachas con el batería e improvisador británico Wayne Rex . Dos trabajos en los que los instrumentos convencionales son filtrados por capas de sonidos y mutan retorcidos entre repeticiones para lograr un lenguaje singular y que, invocando a demiurgos como Glenn Branca o el Arto Lindsay más atrevido, eluden con conocimiento de causa los encorsetamientos de la música al uso.

¿Lo que haces con LoE LoF LoN tiene más que ver con la improvisación o con el ensayo-error?

Tiene más que ver con la improvisación. Casi todo lo que suena en los dos discos son primeras tomas, experimentaciones, improvisaciones, buscando lo casual, jugando con antónimos y buscando puntos de encuentro entre las canciones... Trabajo las repeticiones, las inversiones de ideas, la periodicidad... La repetición es algo tan natural como el hecho de que la tierra gira. Probablemente esté todo relacionado como reacción a mis años de formación en el conservatorio, realmente odio las partituras (ríe)...

Tu relación con Wayne Rex, que desemboca en tu último disco, parte de una casualidad sonora. ¿El azar tiene un alto componente en lo que haces?

Sí, sí… es así, conceptualmente detrás del proyecto LoE LoF LoN está la búsqueda de lo casual defendiendo la libertad de la espontaneidad, la inmediatez, la imperfección, el azar, buscando un lenguaje musical libre. Sería algo así como tratar de destrozar lo convencional respecto al arte. Wayne y yo compartimos aventuras en el mismo sello norteamericano, Muteant Sounds, así nos conocimos. Él es un percusionista que tiene una carrera consolidada en el ámbito de la improvisación. Todo empezó como una broma, escuché una improvisación suya de un sólo de batería pasado a posteriori por un pedal wah-wah… y me gustó. Le propuse que me lo pasará y yo grabaría alguna improvisación por encima. De ahí nació el tema 'This Is What D&B #2', es el primer tema de nuestra colaboración. Es un drum & bass alocado. El resto de temas siguen esa misma filosofía, él me enviaba varias improvisaciones de batería, grabadas en Inglaterra, y yo trabajaba sobre ellas en España. Así se gestaron todas las canciones exceptuando dos bocetos de temas en el que el proceso fue a la inversa, yo le envié los temas y posteriormente el grabó las baterías.

La utilización no estandar de instrumentos tradicionales te emparenta con músicos del pelaje de Glenn Branca, aunque como has comentado en otras ocasiones, tus influencias son diversas. Aún así, en tu música prima el riesgo, tanto para el autor como para el que quiera escuchar. ¿No?

Intento trabajar sin ideas preconcebidas. En el proceso de grabación no utilizo maquetas previas ni nada por el estilo, el proceso se desarrolla más en bruto, pongo el micro a grabar y empiezo a improvisar sobre una base rítmica. Estas grabaciones las escucho a posteriori, hago una selección y, a partir de ahí, desarrollo otras capas, también normalmente improvisadas. Son grabaciones hechas en casa, con medios muy básicos, en una apuesta decidida por hacer las cosas de forma personal e independiente, grabaciones rudimentarias en las que prima un sonido lo-fi. Estas grabaciones son las que se han convertido posteriormente en mis dos primeros álbumes. En cuanto al autor sí que trato de buscar un sonido, encontrar nuevos enfoques. Hay muy pocos sonidos originales en la música hoy en día, mucho perfeccionismo pero muy poco sonido propio. Hacer música es genial, tiene un punto de egoísmo, debes confiar en lo que tienes dentro, seguir lo que sientes dentro de ti. Me divierte encerrarme en mi cuarto durante horas, grabar cosas raras. Reconozco que rozo el riesgo y la provocación sonora, hago música que realmente me satisface, con cierta síncopa, naturalmente, nunca debe sonar como una máquina,... Sí que busco que mis discos los puedas escuchar de inicio a fin en el salón de tu casa.

También sería una forma de acercarse al discurso del jazz más libre, afrontándolo desde una perspectiva cercana al rock ¿Es cierto?

En la revista Rockdelux me clasificaban como electrónica-jazz, bueno... pues bien... Cuando me preguntan por mis influencias suelo transmitir ese espíritu ecléctico, no me gusta compartimentar los géneros, al menos mi cerebro no funciona por compartimentos. Nunca pienso en un estilo, simplemente prefiero una idea que un estilo. Miro mucho hacia el origen de la música electrónica, hacia los pioneros, Stockhausen probablemente fue el mejor en lo que se refiere a música electrónica y atonal... un auténtico genio. No soy un gran consumidor de música, desde luego que aunque tengo muchas influencias jazzísticas, el rock siempre está ahí, jazz-rock, rock progresivo, krautrock, la no wave, el punk, el dub…

Loe Lof Lon.

Los títulos de las canciones esconden juegos de palabras que, a priori, pueden dar pistas al oyente de lo que suena: 'This is what d&b #3' parece un dub con Augustus Pablo exprimiendo la melódica entre amasijos de ruido o 'Honker fanfare' resuena a honky tonk cavernoso. ¿En qué medida le das relevancia a la etiqueta?

Sí… es como un juego... intento expresar un concepto, también puede estar relacionado con una experiencia concreta. Mi música puede estar más emparentada con referencias cinematográficas que con un movimiento musical en concreto. El trabajar con canciones instrumentales me permite buscar títulos evocadores que ubiquen al oyente, es un poco como jugar a crear una historia… ambientes urbanos, desafiantes,... como una sórdida película en blanco y negro.

¿Recuerdas a Superelvis? En su momento el disco 'Happiness is Stupid', todo un tratado de improvisación e incomodidad, llegó a ser número 1 nacional en 1996 para la revista Rockdelux. Parece que eso fue un espejismo y aquí siempre se ha premiado a propuestas más convencionales. ¿Por qué esta banda no creo escuela? ¿El músico se ha vuelto perezoso?

Sí que me acuerdo. El aspecto musical de la música es muy incierto. Probablemente fue algo sano pero extraño, quizás porque improvisación, experimentación, son palabras que asustan, "vaya rollo" (ríe). Muchos son tópicos relacionados con música difícil de escuchar y no tiene porqué ser así,... Son casos raros, por lo general la gente siempre quiere oír los mismos viejos tópicos, vestir la misma ropa. La música comercial no es forzosamente más accesible, es más limitada. Por lo que dices parece que ahora están peor las cosas, pero eso no es un problema de la escena, ni de los músicos, sino de la sociedad. Los seres humanos nos parecemos a un rebaño de ganado, el ganado se alimenta de esa música que suena siempre igual. No es algo nuevo, siempre ha habido cosas terribles que han tenido éxito mientras la calidad quedaba en un segundo plano, la comercialización de todo, la cultura de lo material.

Lo de haber tocado el saxo en bandas de tanta enjundia como Atom Rhumba - Igor Álvarez aparece en los créditos de discos como 'Dirt Shots' -, también debe ser considerado como toda una experiencia. ¿No?

Me hace gracia. Aprovechando el hecho de trabajar bajo un seudónimo no comenté a nadie de los medios mi pasado, de hecho, por ejemplo el sello que me publica en España no sabía que había tocado con Atom Rhumba hasta hace unas semanas. También buscaba defenderme por mí mismo, sin justificar que toqué con no sé quién. Atom Rhumba me encantaban, me encantaba verles ensayar, para mí fue un poco como perder la virginidad musical, aprendí un montón de ellos, me dieron la oportunidad de tocar por España, Francia, Portugal... Cuando la formación original se deshizo todo cambió, perdí el interés por el grupo. Rober y yo somos del mismo pueblo, Barakaldo, él es mayor que yo, nos dio la oportunidad de compartir local de ensayo a mis amigos y a mí cuando estábamos empezando a montar un grupo. Coincidió en el tiempo con la gestación de Atom Rhumba.

También parece que tu discurso sonoro surge como respuesta visceral ante tanta quietud y homogeneidad cultural. ¿O estoy equivocado?

Sí que tiene bastante de respuesta visceral y de mala hostia… (ríe). Me gusta lo de homogeneidad cultural… es así… Hoy hay muchas más bandas que nunca, pero repitiendo el mismo patrón constantemente. Sí que debiéramos hacer algo de autocrítica. El rock está agotado, el rock como tal actualmente es un producto más, sólo preocupado de hacer dinero. Nos estamos olvidando de hacer cosas artísticas, de crear arte de alguna manera. Oyes la radio y nada nuevo, nada que se vea aventurero, y no hablo de la radio fórmula sino de emisoras como Radio 3, donde siempre oyes a los mismos. Personalmente sí que me parece más interesante trabajar sobre una vía menos explotada y buscar nuevos caminos sonoros. El hacer música sin esperar ningún resultado a cambio te lleva a caminos realmente luminosos.

¿Ya tienes pensado un próximo paso para este proyecto?

Sí, bueno... tal vez grabe algo en breve, probablemente en formato EP, Maxi o algo por el estilo. LoE LoF LoN es un proyecto muy personal, necesito tiempo para regenerar mis neuronas, buscar nuevas ideas, no me gusta repetirme. Es un proceso de empezar, no de terminar... En los últimos años he publicado dos discos en los que me encargado prácticamente de todo, con la ayuda de allegados y gente de mi entorno, la portada del primer disco, 'Conventional Elements', la hizo mi hija Nikole con cuatro años, mi amiga Piedad Ortiz (de la cual soy admirador) se encargó de las ilustraciones del segundo disco, mi pareja Xana se ha encargado de la maquetación de los dos discos, el proceso es intenso, todo muy 'do it yourself'. Ahora estoy centrado en la promo del segundo álbum, 'LoE LoF LoN Meets Wayne Rex', publicado en Septiembre de 2017 por los sellos Muteant Sounds (USA), Se-Lô Netlabel (Brasil) y Ferror Records (Galicia). Por cierto, el álbum acaba de ser elegido en Brasil en el puesto nº31 dentro de los mejores 50 discos publicados en 2017. Me apetece divertirme, continuar colaborando con otros músicos,… en fín,... dar un poco de guerra. Mi prioridad ahora es presentar mi música en directo, poder viajar tocando. Tengo cierto espíritu marinero, lo veo como una utópica forma de vida. Así que hago llamamiento a quien quiera contratarme, se puede poner en contacto conmigo a través de facebook.