"El mundo está dividido en dos partes, amigo, los que tienen la cuerda al cuello y los que la cortan". Esta sentencia que pronuncia Tuco, el personaje que interpreta Eli Wallach en 'El bueno, el feo y el malo' (Sergio Leone, 1966) viene pintiparada para definir el pacto que ha hecho con su música Leone. En excelente estado de forma, sin Pat Garret que les tosa y con Jesús Canet (guitarra y voces), ejerciendo de Billy The Kid, y Juan Pérez Marina, Manuel Cauchola (bajo y coros) y Jesús Alonso (batería), como sus inquebrantables Regulators, el grupo almeriense tira de bolero, canzone, twang surfero y el rock and roll de taberna marinera para cantarnos sobre aquellas sensaciones y situaciones que se colocan cual soga alrededor del gollete, haciendo que el corazón palpite con mayor esmero y las piernas pataleen en un baile asincrónico en pos de la liberación.

La razón de ser de todo esto es su disco de debut, 'La vida no vale nada' (Clifford Records, 2017) que viene precedido por el puñado de composiciones que conformaron 'Leone EP' (2014) y el single 'Tus Huesos' (2016). Génesis de un proyecto, que escogió el apellido del realizador romano probablemente al saber que el de Ennio Morricone ya estaba pillado. Dejemos que sea el propio Jesús Canet, el que lo matice: "El cine de Sergio Leone tiene esa mezcla del western y lo mediterráneo que creo que tiene nuestra música. La verdad es que no pensaba en Morricone cuando busqué el nombre para la banda. Aunque, por otro lado, tienes razón, y la música del compositor italiano puede ser una referencia (entre otras muchas) en nuestras composiciones. Además, dos miembros de la banda somos de Almería, así que todo tiene más sentido". Incluso su relación con el Western va incluso más allá, y tiene que ver con aquella extraña gema crepuscular interpretada por dos héroes del country, y nuestro querido Curro Jiménez, de título 'La justicia de los forajidos': "no me creerás, pero yo llegué a salir de extra en un film western, estaba protagonizado por Kriss Kristofferson y Sancho Gracia - además de por Willie Nelson - , una cosa imposible de principios de los noventa, en fín, todos tenemos un pasado (ríe)".
Cantaba Jose Alfredo Jimenez que "La vida no vale nada. Comienza siempre llorando Y así llorando se acaba”, sin embargo las canciones de Leone más que lagrimas hay perdedores con destellos de suerte y feos que al fin y al cabo se pueden aferrar a la música (como cantaba Leonard Cohen), "por ahí van los tiros… Ya sabes, el uso terapéutico de la música, del arte, de la belleza como antídoto a los dolores de la vida. Precisamente porque "La Vida No Vale Nada", hay que bailar. Creo que en las letras hay esperanza, yo diría que en casi todas las canciones se encuentra una puerta abierta. El héroe casi siempre se redime, y, con él, todos nosotros", argumenta. También es recurrente la alargada sombra de Joe Strummer, autor con The Clash y Los Mescaleros de discos absolutamente necesarios, y con él, el lema que adosó a la parte trasera de la furgoneta con la que recorrió Andalucía tras la disolución de The Clash. Si Leone hubieran llegado a conocerle de borrachera para haber podido grabar un disco conjuntos, como ocurrió en su momento con los 091, "sería un sueño, yo personalmente soy muy fan de los Clash, y me encantan las anécdotas que Joe Strummer dejó por Granada y Almería, y que nuestros mayores nos han contado…", admite. "La furgoneta a la que te refieres es la que sale en la película 'Straight to hell', en la que aparece no sólo el propio Joe Strummer, sino también los Pogues, Courtney Love y otros… La película tiene también algo de spaguetti western, y el símbolo, la leyenda que aparece en la furgoneta creo que vuelve a presentar el espíritu del disco y de Leone". Pero, no se vayan todavía que aún hay más, "También te contaré que hay otra historia detrás de esto. La Vida No Vale Nada es un selecto club en el que ingresas cuando te tatúas esta frase. El Club lo funda precisamente nuestro ilustrador, Fran Hotdog, y viene a representar la misma idea de la que te hablé antes… Es algo así como un carpe diem".
Las influencias literarias y cinematográficas salpican las letras de las diez canciones que aparecen en 'La vida no vale nada'. ¿La música de Leone es eminentemente narrativa?. "Las letras son muy importantes, y creo que es una de las cosas que más enganchan al oyente. Personalmente estoy muy interesado en que esa narración sea sencilla, bonita, y, sobre todo, musical. Sencilla al coger frases populares, que encierran verdad o belleza, y que todos podemos reconocer. En eso me ayuda no solo el folclore, sino también cualquier referencia, digamos, pop (popular): literatura, cine, música, etc. Por ponerte algún ejemplo, 'El inmoralista' toma el nombre de una novela de André Gide; 'Sed de mal' es una película de Orson Welles. Lo que pretendo es partir de esas referencias, de forma que el oyente pueda entender un poco más lo que quiero decir". Otra figura que emerge, cual el "zorro" Joaquin Murrieta, en el horizonte de las canciones de Leone es la de Javier Corcobado (Juan Pérez Marina ha tocado en su banda), con su manera de estrujar el bolero y la canción arrebatada para darle un brillo singular. Podríamos pensar en temas como 'A tu vera' o la propia 'La Vida no vale nada'. ¿Tenéis planeado tocar en México y empezar a coleccionar fans como hace Javier cuando cruza el charco camino de la antigua D.F.?, "yo siempre he sido seguidor de Corcobado, pero también he escuchado y tocado boleros desde que recuerdo. Personalmente no veo similitudes en la música ni en las letras, quizá coincidimos en algunos gustos comunes, pero, definitivamente, hay otros ingredientes en Leone que creo que no están en su obra (y viceversa, claro)", replica. "Lo de México es un poco una locura, pero efectivamente, tenemos seguidores allí, y estamos tratando de editar el disco y de ir a tocar".
Siguiendo con el juego de las similitudes entre artistas coetáneos, nos viene a la cabeza el nombre de OPEZ, un combo italiano que desliza sus lamentos entre la canción mediterránea y el sonido del western al dente, y que, aún teniendo un punch más sosegado, recuerdan a Leone, especialmente a través de sus desarrollos instrumentales. Puede que la conexión entre ambos sea Marc Ribot, sus guitarras para Lord Tom Waits, o sus maneras con los deliciosos Cubanos Postizos, "pues no los conocía, y te lo agradezco, porque me han gustado muchísimo (lo acabo de escuchar), y porque la comparación nos honra siempre", comenta. "Lo de Marc Ribot se lo debemos sobre todo a Juan Perez Marina, nuestro guitarrista. Los discos que hizo con Tom Waits son favoritos de todos nosotros. Y además, ahí está de nuevo la mezcla de lo latino con el rock, algo que nos interesa mucho".
'La vida no vale nada' es un disco muy nocturno: declaraciones de amor en un after, promesas de amaneceres, bares abarrotados y noctámbulos derrotados. ¿La noche os ilumina y el día os confunde?, "la noche es una metáfora en estas poesías tan sencillas. La noche es la oscuridad, es una mala temporada, es la soledad, etc, etc. Puedes encontrar otros elementos que funcionan al mismo nivel en varias canciones (el sol, la luna, el mar, la ciudad, etc). Para mí son símbolos que permiten de nuevo conectar con algo muy irracional en la gente, con algo muy adentro. Pero vamos, que me voy por las ramas: efectivamente, somos bastante macarras, nos gusta mucho la noche y, sobre todo, los bares", asiente. El de Leone es un proyecto de todavía corto recorrido pero que poco a poco va ganando su porción de espacio en la escena, "desde su publicación, el disco está funcionando genial, y estamos teniendo una respuesta increíble por parte del público y de los medios. No nos hemos fijado objetivos como tal, pero mucha gente cree que el disco va a llegar lejos. La pura verdad es que hacemos canciones y después las grabamos y las tocamos por necesidad o placer, pero queremos llegar a cuanta más gente podamos, así que haremos lo que sea necesario para que nos escuche cada vez más público".
La figura del marinero con una botella en la mano y una mujer en cada puerto siempre ha sido carne de literatura canalla y vivida. Es posible que para cantar sobre ciertas cosas resulte imperativo haberlas vivido antes, "yo creo que sí, hay que haber experimentado las cosas que cuentas, al menos haber conocido el sentimiento (uno puede vivir a través de obras literarias o artísticas…). Pero el marinero no es sólo canalla; si te fijas bien, la expresión de su rostro está triste. Y esa dualidad es la que aparece en las canciones y en el propio concepto de Leone: es un macarra con sentimiento, es un rockero que canta copla…", asiente. "Intento que las letras sean sinceras, es decir, que expresen conceptos universales, pero a partir de experiencias y sentimientos propios. Algún conocido me ha dicho que las letras "son también suyas", es decir, que algunas de las cosas que cuento le han ocurrido a él, que nuestras canciones describen pasajes o estados de ánimo que conocen perfectamente. Ese es el mayor reconocimiento que podemos tener, y personalmente me hace feliz".
Leone ya han defendido estas canciones en formato acústico, sin ir más lejos el pasado noviembre en el George Best Club de Valencia, pero teniendo en cuenta el brío de su música y los matices que pueden ofrecer en directo, la electricidad declama ser esencial para transmitir como es la verdadera dimensión de su sonido, "bueno, los dos formatos creo que funcionan muy bien - defiende Jesús Canet - … Somos una banda eléctrica, y es importante para hacer rock, para que esas letras de amor y desamor no suenen demasiado edulcoradas. El formato acústico lo hacemos con relativa frecuencia, en principio para poder tocar en determinados espacios en los que no podemos hacer ruido, pero, además, nos gusta mucho porque las canciones cambian, la voz está más presente, y todo eso es muy interesante cuando ejecutas la música, porque puede ser aburrido repetir el directo igual una y otra vez. Cada concierto es diferente, pero te diré que, en general, el público nos dice que suena mejor que el disco. Hay más potencia, y conseguimos que el público baile y cante las canciones. Además, como banda estamos en un nivel de entendimiento muy alto, y creo que logramos cierto impacto en la gente que va a vernos, tanto si nos han oído antes como si se enfrentan a Leone sin conocer previamente sus canciones". Algo que consiguen con canciones tan directas y sencillas como la coda final de 'Carmencica la churrera', dónde una dedicatoria familiar y privada se convierte en una tonada universal capaz de conmover al marinero más pendenciero o al forajido más ajado.



Hablando de marineros con alma de vaquero, el holandés viajante Rick Treffers sabe mucho de los asuntos del corazón y de la transmisión, electricidad mediante, de los sinsabores del amor y sus alrededores, bien sea con Mist - no se pierdan esa maravilla en forma de disco que editó este mismo 2017 titulada 'Underwater' - o con proyectos paralelos como El Turista Optimista. En esta ocasión, ha sido invitado por los propios Leone para hacer de secundario de lujo en el próximo concierto de la banda almeriense en la sala Magazine Club de Valencia. El autor de 'The loop of love' desenfunda su castellano y nos cuenta su relación con los autores de 'La vida no vale nada':