Leone: "Estamos más cerca del rock que de la copla"

Leone.

Si tenemos que escoger una frase, de las que aparecen en el último disco de Leone, para conectar el cancionero de Jesús Canet y su banda (formada por Juan Pérez Marina, Manuel Cahuchola y Jesús Alonso) con el contexto histórico tan revuelto en el que nos encontramos, esa sería "La gente que grita mucho tiene veneno". Una máxima extraída de un 'Nuevo día', un corte con localización estratégica en el ecuador de un disco de alto voltaje emocional que lleva de nombre 'Canciones de amor y odio. Vol.1' (Clifford Records, 2020), y que forma parte de un díptico en dos entregas, cuyo segundo volumen verá la luz más pronto que tarde. Un nuevo episodio en este western seriado protagonizado por unos forajidos de talante aventurero y aire romántico que iniciaron su andadura allá por finales de 2013 y que vienen reformulando la canción popular española (de Manolo Caracol a Las Grecas, pasando por Triana y llegando a Javier Corcobado) añadiendo gotas de surf, balada fronteriza o rockandroll a corazón abierto.

‘Canciones de amor y odio’...de la referencia a Leonard Cohen solo podemos quedarnos con el nombre. Donde allí había poesía folk aquí hay arrabal, flamenco y frontera ¿no?.

Bueno, hay también algún ramalazo folk (la canción que cierra el disco, 'Todo se acaba', es un buen ejemplo de ello). También hay algunas canciones acústicas en el Vol. 2, que ya está grabado y esperamos que no tarde demasiado en publicarse. Pero hay otra lectura del título: hace referencia a que es un puñado de canciones, y todas ellas, de alguna manera, hablan del amor o del odio. 

De todas formas, en estos tiempos tan extraños parece que el amor ya no se lleva tanto y la gente se dedica más a odiar, aunque sea gratuitamente y bajo el amparo de lo digital. ¿Habéis venido para remediarlo?

(ríe)… Ojalá. En realidad, creo que ese crecimiento generalizado del odio es anterior a la pandemia, y me temo que está promovido por los gobiernos y los partidos políticos; bajo la máxima del  “divide y vencerás”, cada vez más vemos como se nos clasifica en grupos, clases y estereotipos, con el único fin de que nos enfrentemos… Muchas canciones de este disco hablan de eso: de la necesidad de hermanarnos y de que, al final, todos somos mucho más parecidos de lo que nos pensamos.

‘Que no se acabe la música!’ parece un alegato contra el declive que parece vivir el sector en estos tiempos que corren. De todas formas, las melodías, los arpegios y las notas siempre se mantienen a flote pese a las crisis, ¿no?

Es una canción muy positiva, en especial en el estribillo, donde los acordes pasan a ser mayores, y contiene ese mensaje que os comentaba en la pregunta anterior. Es como la letra de Lole y Manuel: "Me lo encontré en el camino/ y nos hicimos hermanos/ y lo invité a que subiera/ a lomos de mi caballo”. Es un alegato al amor universal.

‘El Patio’ huele a Triana, a flores cordobesas, a galopes por la Sierra Morena, a duelos al sol de Almería. ¿Éste es vuestro disco más andaluz?

Creo que sí, pesa un poco más la parte andaluza o mediterránea, sobre la parte americana o rockera. Pero también hay más cosas. El bajo de 'El Patio' es muy flamenco, y teníamos a Triana en mente, pero los desarrollos de guitarra tienen que ver con Morricone y electricidad en las guitarras… Al final creo que hay muchos ingredientes, pero sí, quizá en este disco pesan más las influencias españolas o latinas.

Más allá de la explosión inicial, por el disco recorre una serpenteante sensación de melancolía. ¿Es el sino de los tiempos?

Es el signo de Leone. Siempre hemos tenido esa tendencia a la melancolía, por aquella frase que decía un amigo: “Si no duele, no es arte” (ríe). Bromas aparte, solemos usar acordes menores, que encajan mejor con ese aire coplero de las voces, y de ahí la sensación de melancolía.

“Que me importan las banderas si tú ya no estás conmigo” ¿’Nuevo día’ es una canción protesta?

Absolutamente. En los conciertos bromeamos presentándola como "canción protesta". Pero de nuevo con ese espíritu positivo, de apostar por el hermanamiento de hombres y mujeres. Son los políticos los que quieren hacernos creer que estamos en clases separadas y estancas, cuando en realidad, somos todos uno. Hay una frase inspirada por Walt Whitman, que recoge este concepto perfectamente; El poema 'Canto de mí mismo' dice algo así como: “Me canto y me festejo porque cada átomo de mi cuerpo es también tuyo”

Se intuye una narrativa paralela entre los vaivenes emocionales y cierto enfoque sociológico, pero las canciones se mueven en ese punto ambiguo que puede funcionar con distinto tipo de público, desde el más emocional al más analítico. ¿Esto es algo buscado?

No, para nada. Las canciones mandan, y solo pretendemos hacer buenas canciones, otra cosa es el estilo y las influencias que tienen. Creo que las canciones funcionan a dos niveles: por un lado, pretenden contener verdades universales, y desde ese punto de vista pueden entenderse como sociales; pero por otro lado, son intimistas, y, en la mayoría de los casos, casi autobiográficas.

Con la guitarra de Juan Pérez Marina como dueña y señora y la sección rítmica en ebullición, en estas canciones hay surf, bolerazos, pop soleado escuela Los Brincos, rumba de arrabal, flamenco rock y destellos psicodélicos. ¿Hablamos de rockandroll o lo vuestro es otra cosa?

¡Uf! ésta sí es difícil. Creo que hacemos canciones españolas con espíritu rockero. No podemos decir que hacemos rumba, estamos al final más cerca del rock que de la copla.

Sigues narrando historias con un lenguaje sencillo pero que mira sin complejos hacia lo popular. ¿Te ha influido alguien en particular a la hora de escribir estas canciones?

Lole y Manuel, Roberto Carlos, Triana, Lorca, Manolo Caracol, la copla, el bolero… Ahí tienes algunas de las mejores letras en castellano de todos los tiempos 

En otra entrevista me confesaste que en todas tus canciones siempre hay “una puerta abierta” . ¿Una manera de ventilar el virus del odio y la desazón?

Sí, totalmente de acuerdo, Creo que a pesar de esa melancolía, en todas las canciones hay una esperanza, un poco para mí mismo, para enfrentarme a mis demonios personales, y, espero que al oyente pueda tarsladarle sensaciones parecidas.  

¿El segundo volumen de ‘Canciones de amor y odio’ ya está cocinado? ¿Por qué habéis optado por esta forma de edición? ¿No os apetecía sacar un disco doble con un libreto bien gordo o no está el horno para esos bollos?

Sí, para mí era la mejor opción. Grabamos 22 canciones y después de grabarlas no podía separarlas, que era lo aconsejado en estos tiempos de consumo rápido. La idea del disco doble es muy arriesgada, así que finalmente decidimos presentarlo en dos LPs (VOL I y VOL II), así el público puede entender que se trata de una obra conjunta.