Lau Nau / Poseidon

Laura Naukkarinen es Lau Nau.
Portada de 'Poseidon'.

Desde Finlandia nos llega una de las artistas con más proyección de esas frías latitudes, posiblemente junto a Islaja. Laura Naukkarinen lleva ya tiempo demostrando unas cualidades innatas para engarzar con primor las notas y confeccionar bellos cancioneros. Para este 'Poseidon' (Fonal, 2017) se hace acompañar por el chelo de Helena Espvall (de ella hablamos para recomendar su excelso disco junto a Tara Banks bajo el alias de Anahita), el compositor sueco Matti Bye, y el percusionista Samuli Kosminen que también le ayuda a injertar tejidos electrónicos.

Un disco que la propia autora dice que son pequeñas oraciones seculares que dan lugar a mensajes de amor, pena y redención, y cuyo título hace referencia, huelga decirlo, a la mitología griega (el dios del mar) pero también al nombre de un bar en Helsinki al que suele ir. Paganismo retrofuturista, y guiños en la portada a Frida Kahlo y a la estética de la PC Music. Lo que solemos denominar posmodernismo, pero con sentido y sensibilidad.

En los sinuosos experimentos de Lau Nau hay un claro componente cinemático en su intencionalidad; sin ir más lejos, su anterior disco ('HEM Nägonstans') era la banda sonora para una película de Lotta Petronella), y en más de una ocasión ha puesto música en directo para films silentes.

Sin más preámbulos ya en la primera canción hace referencia al expresionismo alemán primigenio titulando el tema 'Caligari', en los que el minimalismo de las notas de un piano van inoculando una melancolía satieniana que ciega los sentidos y nos hace permanecer en una suerte de duermevela. El trabajo de Hepsvall es primoroso y en algunas ocasiones su chelo aparece en primera instancia acolchando melodías que abren una brecha entre el neoclasicismo de cámara y la experimentación como en el caso de 'Elina'; en otros pasajes Naukkarinen esculpe raras piezas electroacústicas de cuento de hadas con saxos oblicuos como en el caso de 'Suojaa Uni Meitä', y en 'X y z ä' las notas parecen brotar de una caja de música. Viste con ropajes más dreampop las esbeltas 'Poseidon' y 'Lydia', mientras que 'Sorbuspuun Alla' nos retrotrae a las operetas de Tim Hecker. Un disco excelente que hay que darle tiempo para que vaya dejando un poso indeleble.