Sergio Llanos y Naiara Anasagasti son Bakelite, dúo con base en la preciosa localidad vizcaína de Bermeo que factura un sonido que oscila entre la tormenta blues y la calma folk con una facilidad pasmosa. El menos es más, con un formato lo más sencillo posible y una puesta en escena espartana basada en la guitarra y una batería de dos piezas. Ambos tienen un background de lo más interesante. Tras haber formado parte de bandas como los alucinantes Atom Rhumba, Yogur o Eureka Hot 4, en el caso de Sergio o en Paniks, donde tocaba Naiara, el dúo comenzó su andadura en 2011 con la publicación de 'Biluzik / Txinatar Horoskopoa' donde sacaban a la luz el material que habían ido esbozando tiempo antes, tal y como nos explica Sergio: "El proyecto empezó realmente años antes en forma de bocetos, ideas y otras cosas. Pero en 2011 ya nos decidimos a materializar dichas ideas y poner un primer pilar para comenzar de verdad. El single supuso un pequeño esfuerzo pero lo realizamos con mucha ilusión de forma autogestionada, grabando en el local de ensayo y en casa".

Tanto en este primer single como en el siguiente, 'Deitu meikuari' / Espektrua', Bakelite fueron definiendo su sonido, capaz de conjugar los medios tiempos de un folk fronterizo y narcótico al estilo de Mazzy Star con momentos álgidos de rock and roll sucio y decibélico. Trabajan en una búsqueda constante del equilibrio entre la electricidad y la calma, siempre tratando de no perder un ápice de intensidad. "Efectivamente, lo que buscamos es la intensidad y alternar temas con diferentes dinámicas, desde la tranquilidad hasta el ruidismo. Tanto en disco como en directo es algo que siempre hemos apreciado y que marca la diferencia. En realidad no es ningún secreto pero buscar el orden perfecto para un repertorio siempre beneficia a las canciones", asegura Sergio.
El apabullante elepé 'Azeriak' (Frigo Fingers / Borax Ekoizpenak, 2014), en el que desembocan los paso previos de Bakelite, mantiene las constantes del single previo pero con una dosis de electricidad extra. "La diferencia más notable entre las canciones del single y las del LP es que las del primero fueron compuestas y producidas desde una perspectiva de "estudio", es decir, añadiendo pistas sobre un boceto, introduciendo arreglos, batería, bajo, guitarras, probando efectos, haciendo prueba-error. Sin embargo, los temas del LP están planteados desde los que podemos hacer como dúo en directo realmente, batería, guitarra y voz únicamente.
[pull_quote_right]Lo que buscamos es la intensidad y alternar temas con diferentes dinámicas, desde la tranquilidad hasta el ruidismo. Tanto en disco como en directo es algo que siempre hemos apreciado y que marca la diferencia[/pull_quote_right]
La mayoría de las bases de los temas se grabaron en directo para captar el sonido real del grupo aunque también hay temas más "producidos" o arreglados que no se podrían llevar al directo de esa forma. Los temas más "eléctricos" son los que surgieron con el método de trabajo en el local buscando la forma de sonar los dos solos, utilizando efectos como octavador, fuzz, loops...", explica Sergio. "La grabación la realizamos en el estudio de Rafael Martínez del Pozo en Castro de Cepeda (Leon) y fue todo un acierto. Rafa entendió perfectamente nuestra música y el sonido que queríamos lograr. La verdad es que consigue diferenciarse del sonido de la mayoría de estudios, ya que lo logra captar de un momento en un lugar de una forma muy natural prescindiendo de efectos en la medida de lo posible", asevera.
En alguna ocasión han llegado a definir su propio sonido como "oscuridad elegante". El porqué lo explica Naiara: "Nos gustó la idea cuando en alguna de las crónicas que nos han hecho nos han definido de esa manera La hemos adoptado en realidad." Las letras, escritas en euskera son obra de la propia Naiara. "Provienen de vivencias diarias, de situaciones que te remueven, te afectan y que fluyen casi del sentir más que del pensar, o más bien primeramente del sentir para luego filtrarlas, entenderlas o no, procesarlas y convertirlas en letra de una canción".
[pull_quote_left]Las letras provienen de vivencias diarias, de situaciones que te remueven, te afectan y que fluyen casi del sentir más que del pensar, o más bien primeramente del sentir para luego filtrarlas, entenderlas o no, procesarlas y convertirlas en letra de una canción[/pull_quote_left]
En cuanto a la instrumentación, la guitarra es cosa de Sergio y el ritmo de Naiara, pero resulta interesante saber como funcionan a nivel de composición y si dejan espacio también a la improvisación. "La composición se hace en conjunto. Normalmente los temas surgen desde ideas, sonidos o riffs en el local de ensayo y enseguida empezamos a darles forma. Cuando está mas o menos la idea del tema y la melodía Naiara comienza a hacer la letra", explica Sergio.
Por su condición de pareja en la vida real, el trabajo de creación, la preparación de conciertos y las consiguientes tareas propias de una banda de rock deben partir de algo muy doméstico y quizás complicado, especialmente a la hora de conciliar la música con el día a día. "Sí. Requiere de organización, planificación y de hacer un espacio en nuestras vidas a la música para que entre un torrente de aire fresco que oxigene la rutina y nos abra a espacios, situaciones, vivencias y personas que consideramos necesarias. Es más placer que sacrificio, es más lo recibido que lo invertido, no en términos económicos (ríe) y es más una necesidad que un capricho. Así que es una buscada y bendita complicación.", admite Naiara.



Debido al formato de la banda (chico guitarrista y chica batería) seguro que ha salido alguna vez a la palestra el nombre de The White Stripes, aunque el sonido de Bakelite maneja una paleta más sofisticada. "El formato de dúo si que ha proliferado en los últimos años pero creo que más por un tema de operatividad. Cuando llevas muchos años en la música descubres que tener una banda con muchos miembros es generalmente difícil de gestionar. En formato dúo es más operativo todo, desde la logística hasta la toma de decisiones. En cuanto al tema estilístico creo que nos alejamos mucho de propuestas como los White Stripes o los Black Keys, ya que aunque si que tenemos unas raíces y un poso bastante "rock" buscamos otro tipo de sonoridades con más matices, cogiendo de diferentes fuentes", argumenta Sergio.
Bakelite se mueven con soltura en el escenario pese a las dificultades que, a priori, pueden aparecer al ser sólo dos personas sobre las tablas, y les entusiasma poder hacerlo tanto en salas pequeñas como en aforos más grandes. "La verdad es que nos gustan desde los escenarios pequeños en los que el sonido del grupo es real hasta escenarios más grandes en los que gracias a los equipos de PA podemos demostrar que aún siendo un dúo podemos ser bastante potentes", asegura Sergio.
[pull_quote_left]El momento Bakelite llegó cuando decidimos transformar en sonido lo que sentimos, pensamos, decimos, queremos y, en realidad, somos, con escrupulosa honestidad y simplemente para crear un proyecto sonoro que a ambos nos gustaría presenciar[/pull_quote_left]
Muchas bandas o músicos de rock que cantan en euskera como Lisabö o Anari han tenido bastante repercusión en el resto del Estado, salvando sin problemas el, a priori, escollo del idioma. Es posible que con un poco de suerte haya llegado el momento de formaciones como Bakelite. "El momento Bakelite llegó cuando decidimos transformar en sonido lo que sentimos, pensamos, decimos, queremos y, en realidad, somos, con escrupulosa honestidad y simplemente para crear un proyecto sonoro que a ambos nos gustaría presenciar. Si además de ver y oír lo puedes crear y mostrar, ¡Eureka! ¡Ese es el momentazo!", reflexiona Naiara. Un momento que puede culminar con la publicación de un nuevo disco. "Estamos en ello. Siendo yo, de profesión, técnica de organización, debería ser capaz de conseguir el objetivo propuesto en plazo y forma; el reto es tener nuevo disco para el 2016, aunque ya se sabe, a veces en casa del herrero… Onar -el hijo de ambos- es el que manda", concluye Naiara.