"Tengo muchas ganas de tocar en Xàtiva (Valencia), hace mucho tiempo que no lo hago por aquella zona". Es Kepa Junkera, quien explica con afabilidad y grandes notas de ilusión en su voz las expectativas que tiene sobre el concierto que ofrecerá el próximo 25 de septiembre en el municipio valenciano como parte del programa de la V Mostra del Arrelats Folk. Un recital donde el músico de Bilbao ofrecerá el repertorio que nutre su último trabajo, el apasionante y didáctico disco-libro 'Trikitixaren historia txiki bat' (Una pequeña historia de la trikitixa), donde rinde homenaje a sus raíces y otorga una nueva dimensión a ese instrumento tan arraigado pero a su vez tan universal como es la trikitixa, el acordeón diatónico vasco, también conocido como "el fuelle del Diablo", ya que era perseguido en tiempos pasados por la Iglesia por incitar al "baile agarrado". Un Kepa Junkera, que tras una trayectoria impecable, colaborando con músicos de distintas latitudes y trabajando su amor hacia las músicas de todas las tierras, vuelve a sus orígenes de forma natural y sin aspavientos. Contactamos con él durante una jornada de descanso entre concierto y concierto y charlamos distendidamente para que nos cuente, entre otras muchas cosas, algunos de los secretos de la trikitixa y cómo es capaz de seguir demostrando que la música de raíz, con sus múltiples combinaciones, está mas viva que nunca.
[pull_quote_left] Cuando vuelvo a casa, tras las giras, soy de cosas muy sencillas: jugar con mis amigos unas partidas de mus y estar tranquilo[/pull_quote_left]
¿Qué diferencia hay entre el Kepa Junkera que juega al mus con sus amigos en Sukarrieta con el que se sube al escenario frente a tantísima gente?
Hombre, yo soy siempre el mismo. Mira, justamente hoy he estado jugando al mus con Iribar (mítico portero del Athletic Club de Bilbao y de la Selección Española de Fútbol en los años 60 y 70). Imagínate (ríe). Cuando llego a casa tras las giras y estoy con mis amigos y mi gente, siempre es un momento en el que te olvidas de todo. Es un absoluto contraste con los viajes y los conciertos, aunque estos tampoco los cambiaría por nada del mundo, claro está. Poder mostrar mi música y mis proyectos supone algo increíble para mí y no lo cambiaría por nada. Cuando vuelvo a casa, tras las giras, soy de cosas muy sencillas: jugar con mis amigos unas partidas de mus y estar tranquilo. Eso, en verdad, es una gozada también. Ese contraste siempre me ha gustado. De hecho, lo bueno de la música que hago es que va muy unida a mi vida y el carácter que aplico a ambas cosas, a las cotidianas y a mis proyectos musicales, es esencialmente el mismo.
Dicen que el entorno marca al artista. ¿Es lo que más le inspira a Kepa Junkera para construir su música?
Está claro que la personalidad de los instrumentos que toco me ha marcado mucho, aunque también lo ha hecho lo que es capaz de transmitir cualquier persona de cualquier otra parte del mundo a través de su música y sus composiciones. Me gusta la gente que ha creado un lenguaje reconocible, la gente que tiene talento. A partir de ahí me identifico con la inspiración de cualquier músico que me haga vibrar en este sentido. He tenido la suerte durante mi trayectoria de conocer a muchos de ellos y eso también me ha marcado mucho. En lo referente a la cultura vasca, esta es una cultura fuerte, poderosa, que tiene mucha energía y eso también tiene mucho peso a la hora de inspirarme y de poder ayudarme a crear. Yo no descuido ni mis raíces ni mi entorno pero también miro siempre hacia afuera. No haría la música que hago si no lo hubiera concebido así y no me hubiera fijado en tantas culturas y tantos músicos como he hecho y sigo haciendo, claro.
Con 'Trikitixaren historia Txiki bat' (Una pequeña historia de la trikitixa) celebras 35 años paseando por el mundo el arte de la trikitixa. Un trabajo muy bien editado y que es un reflejo de tu carrera: amor por la divulgación pero intentando siempre mantener la llama del entretenimiento. ¿Es un equilibrio difícil de conseguir?
Es difícil porque cuando empiezas, en tu entorno muchas veces piensan que lo haces solo para ellos. Aun así, yo siempre he pensado que la música es universal, que estas músicas también tienen mucha base en común, en este caso, con composiciones de toda la península y que luego hay diferencias entre ellas que hacen que resulte muy interesantes estos encuentros. Con 'Trikitixaren historia Txiki bat', lo que he querido es contar la historia de los 150 años de la trikitixa un poco a mi manera, con mi propia música, también haciendo alguna interpretación de temas tradicionales y sobre todo intentando presentar el proyecto de una forma muy atractiva. He tratado de incluir fotos contemporáneas, procurando que sea algo curioso de ver, además de escuchar. Es un proyecto que hacía falta. Me he centrado en el trabajo con la trikitixa más enfocado al concierto, al escenario y la persona que sea curiosa hacia estas músicas, va a descubrir a la gente que a mí me gusta, a la personas de mi familia que me han marcado en este sentido, tanto a mi abuelo como mi madre. Yo creo que confluye tanto el pasado como el futuro cercano, que indica hacia adonde pueden llegar estas músicas.
[pull_quote_right]La cultura vasca es fuerte, poderosa, tiene mucha energía y eso también tiene mucho peso a la hora de inspirarme y de poder ayudarme a crear[/pull_quote_right]
¿Cómo surgió la posibilidad de contar para la voz y las percusiones, con las talentosas y jóvenes guipuzcoanas de Sorginak?
Quería trabajar con gente joven, con personas que conocieran el mundo tradicional de la trikitixa pero que no hubieran tenido ninguna experiencia previa de este tipo. Les llamé para incorporarse a este proyecto e incluso les propuse este nombre para su grupo, ya que no habían tocado ni cantado juntas hasta el momento. El nombre de Sorginak viene de Sorgina, que es bruja en euskera y lo relacioné con el sobrenombre de la trikitixa, 'El fuelle del Infierno'. Me parecía muy interesante que aportaran esa frescura y, a su vez, trabajamos bastante las percusiones, al contrario de como tradicionalmente se hace, intentando que hubiera cierta variedad e introduciendo otros instrumentos como la txalaparta, pero siempre basándonos en el concepto de la pandereta, un instrumento también muy presente en toda la península. Estoy muy contento con el resultado, ya que son gente joven con mucho talento y energía.
Parece ser que la trikitixa tenía la desaprobación de la Iglesia y que en época de la dictadura franquista cayó en desuso por las suspicacias que denotaba el carácter festivo de las celebraciones en las que era protagonista. ¿Su reivindicación por tu parte podría ser considerada también como un canto de libertad?
Yo por suerte no he vivido los tiempos de mi abuelo y de mi madre. Aquí eso lo he tratado de una forma casi anecdótica, aunque es verdad que ese temor y esas circunstancias no serían para nada fáciles. En mi caso lo que reivindico es la música, el poder encontrarme con otros músicos e instrumentos de diferentes culturas; poder dar a conocer mi cultura pero desde un aspecto muy artístico y muy musical, donde lo que se vea es la evolución, el talento y lo que puedas aportar a tus temas y a tus composiciones. Reivindico esa libertad de hacer lo que me gusta, más que algo político o social. Incluso tocando músicas que no son comerciales ni de laboratorio, como yo hago, ya reivindicas ese cariño a las músicas del mundo y a las pequeñas cosas y eso es algo que va un poco intrínseco a lo que ya haces.
[pull_quote_left] Tocando músicas que no son comerciales ni de laboratorio ya reivindicas ese cariño a las músicas del mundo y a las pequeñas cosas[/pull_quote_left]
También eres un gran divulgador de otros instrumentos tradicionales del folklore de Euskadi. Sin ir más lejos hace poco tocabas la alboka en el concierto que diste en el Festival Sabandeño. Instrumento curioso por su sonoridad y por su procedencia árabe y que, al parecer, tuvo una gran popularidad en el siglo XV en toda Europa, pero que curiosamente ahora solo es tocado en Euskadi. ¿Crees que es fundamental darles vida a estos instrumentos en los escenarios, buscarles un hueco, para que no caigan en un olvido museístico?
Por suerte en Euskadi hay mucha gente joven tocando estos instrumentos. También hay instrumentos parecidos en muchas culturas. Instrumentos relacionados con las cañas y el doble clarinete que existen en muchas partes del Mediterráneo y otros lugares del mundo. La gente se sorprende, como por ejemplo, en el concierto que mencionas en La Laguna, donde hicimos una improvisación con la alboka y unas percusiones canarias que resultó espectacular y que llamó mucho la atención del público. Es sorprendente sobre todo por obtener una sonoridad tan mágica que proviene de un instrumento tan pequeño. Es una suerte tener en la cultura vasca la albolka, la txalaparta, el txistu… Instrumentos apasionantes que cuando los tocas y los das a conocer la gente se sorprende y los disfruta, algo que resulta muy importante y los mantiene vivos.
Tu amor por la tradición nunca ha estado reñido con la posibilidad de expandir las fronteras de tu música, innovando, improvisando, buscando la mezcla… ¿Crees que es la única forma de que la música folk y tradicional pueda tener un presente y un futuro?
Está claro. Aunque cada elección o experiencia es muy libre. Tienes que partir de esa libertad y sabiendo que cada persona es un universo. En mi caso, lo que he intentado siempre es compartir y encontrarme con otros músicos. Esa ha sido mi escuela. Yo soy un músico autodidacta y he tenido que aprender tocando y motivándome con otros. A partir de ahí ha habido muchos encuentros con instrumentos muy arraigados en otras culturas: con la gaita y las percusiones de Galicia, el proyecto con Bela Fleck, donde aparece el banjo, con Pat Metheny, que, aunque su guitarra es más estándar, tiene una forma particular de tocarla, o con Justin Vali de Madagascar, quien toca la valiha. A partir de aquí esa intención es clara y en estos proyectos se ha visto. También ahora de repente he vuelto a mis orígenes, con un sonido donde predomina el acordeón, la trikitixa y las panderetas. Habría podido meter más instrumentos en mi último proyecto pero no he querido hacerlo. Son elecciones que van cambiando durante tu vida y tu trayectoria.
[pull_quote_right] Soy un músico autodidacta y he tenido que aprender tocando y motivándome con otros[/pull_quote_right]
Hace poco que has colaborado en directo con músicos como Los Sabandeños o con el maestro de guitarra portuguesa Antonio Chainho. ¿Qué has extraído de esas experiencias?
Son experiencias increíbles. Ambos celebraban 50 años en los escenarios, que se dice pronto. Yo no había ni nacido y ellos estaban ya tocando (ríe), tanto Chainho con Amalia Rodrigues como Los Sabandeños apostando por la música canaria. Mi respeto hacia esas trayectorias es enorme y el hecho de tocar con ellos en dos días seguidos, en Lisboa con Chainho, en la plaza donde nació Fernando Pessoa o en La Laguna, con ese marco incomparable y compartiendo escenario con Luis Eduardo Aute o con Pedro Guerra. Son sueños cumplidos. Son momentos que vivo y saboreo con la mayor intensidad.
También has colaborado con voces importantísimas de la música popular: Maria Del Mar Bonet, Caetano Veloso, Dulce Pontes, entre muchos otros. ¿Alguno de ellos que te haya impresionado especialmente?
A mí me impresionan todos. Pero lo que más me gusta es la normalidad, les tengo un respeto enorme pero luego son personas como yo, gente maja y a partir de ahí nunca ha habido ningún problema en colaborar con ellos. Me impresiona su talento, lo que aportan y lo que significan. He colaborado con tanta gente interesante que resulta imposible quedarme con alguien y todos son fruto de una colaboración anterior, y gracias a eso habrá otra colaboración posterior. Sobre todo es el disfrute de colaborar con gente, que, como se suele decir, has visto en cromos (ríe). Es un regalo que me ha dado la música, está claro.
¿Resulta un gran reto poner música con instrumentos tan localizados geográficamente a voces tan dispares?
No, porque es gente muy inteligente, con mucha sensibilidad y con mucho respeto. Ellos conocen la cultura vasca y tienen un gran cariño hacia ella. Siempre que surge un encuentro de este tipo para ellos es también algo importante. Lo hacen muy fácil y muy sencillo.
[pull_quote_left]Con la txalaparta ha alucinado hasta Madonna[/pull_quote_left]
¿Cómo ves el circuito de la música folk actualmente? ¿Crees que es el asidero de unos pocos románticos?
No, que va. No es cuestión ni de modas ni de nada similar. Sí que creo que hay cierto desconocimiento al respecto, pero cuando la gente se acerca a la música folk y la conoce puede llegar a apasionarse. Descubren sonidos y proyectos realmente increíbles. Desde mi punto de vista hay cierta monotonía en las músicas más comerciales y creo que la música que hacemos nosotros es más imprevisible, pudiendo crear sonidos muy sorprendentes. Por ejemplo con la txalaparta, con la que ha alucinado hasta Madonna (ríe). Pienso que debería haber un trabajo mayor de difusión de todas estas músicas y todo el patrimonio cultural tan impresionante que tenemos en la península. Es la asignatura pendiente de los grandes medios de comunicación, la de divulgar estas músicas y darle valor, ya que para mí es la música más exportable que hay, desde luego.
¿Nos puedes adelantar algún proyecto futuro?
Tengo una agenda bastante repleta de proyectos en este momento, aunque hasta el año que viene no sabré hacia adonde me voy a decantar. Yo seguiré haciendo mis temas, mis proyectos y sobre todo intentaré seguir disfrutando de este proyecto sobre la trikitixa, ya que considero que aún tiene mucho recorrido por delante.