Sin armar mucho ruido, Jessy Lanza se posiciona como una de las artistas de R&B más interesantes del momento. La artista canadiense vuelve para dejar meridianamente claro que su notable debut -'Pull my hair back' (Hyperdub, 2013)- no era flor de un día, y aunque se le note las costuras, ella no tiene rubor en reivindicar en su segundo largo la música dance de los 80 y 90 aplicándole, eso sí, un exuberante barniz cool en la producción a cargo de su compañero sentimental y miembro de Junior Boys, Jeremy Greenspan. El bueno de Kode9 sigue apostando por ella, así que 'Oh no' (Hyperdub, 2016) nace con un pan bajo el brazo, y ahora sólo falta que se convierta en lo que debería ser, una diva del pop. Into the groove, babe!

Este es un álbum que quiere ser un homenaje a los sonidos serpenteantes de la Yellow Magic Orchestra, y así lo ha manifestado Jessy en las hojas promocionales; esa influencia que le proporciona los orígenes de Ryūichi Sakamoto campan a sus aires en el tema inaugural 'New ogi' en el que unos teclados acuosos evocan una dulce melodía (casi) soft-rock; lo mismo pasa en el baladón 'I talk BB', en el que una batería programada y unos ambientes vaporosos remiten a las grandes divas del soul de los 80 tipo Patti Labelle.
El poder evocador que desprenden estos surcos es asombroso, y en el hit 'VV Violence' (mi favorita del lote) Cindy Lauper, Grimes, el Prince de 'Dirty mind', y hasta Gwen Stefani te ponen a bailar sin remedio. Y la fiesta sigue con 'It means I love you' en donde los frenéticos espasmos del DJ Rashad se asocian con las producciones de Sly and Robbie; en la sensual 'Vivica', Lanza fuerza el falsete bajo un mullido manto que me recuerda tanto a las producciones de Jimmy Jam & Terry Lewis para la gran Janet Jackson (¿cuándo se reivindicará como es debido su figura?) como a los electrizantes ecos del shangaan electro. Amanece de nuevo, y el sonido baleárico de 'Could be you' retiene todo el fragor de la pista de baile.