Descubrir la música del tinerfeño Javier Segura ha sido una revelación. Pentagramas intrigantes, de belleza sensorial, y fuertemente arraigados a la tierra. Una cosmogonía muy particular elaborada a partir de aunar un inquebrantable y férreo control sobre su carrera -siempre operando desde los márgenes alejado de la industria-, y una visceral actitud estética (y ética) de entender el proceso creativo. Demos las gracias al sello barcelonés Passat Continu por abrir esta caja de Pandora, y la amabilidad de Javier por responder a estas preguntas que versan sobre creación, populismos, mensajes de expresión, binarios celestiales…
Javier, debo ser uno de tantos que han descubierto tu música a través del recopilatorio del sello Passat Continu titulado 'El Sol De Oriente: Selected & Unreleaded Recordings'. En la hoja interior hay un texto tuyo que es toda una declaración de intenciones de cómo afrontar la creación artística. ¿Cómo surgió la idea de rescatar algunas piezas de tu cancionero para este disco recopilatorio, y esto de ser foco de atención en medios especializados de qué manera lo gestiona un carácter tan esquivo como parece el tuyo?
'El Sol desde oriente' es un disco creado por Passat Continu. Yo puse la música, pero ellos hicieron la selección de los temas, el orden, la portada, de alguna manera me hicieron volver a los temas para masterizarlos y darles el brillo que ahora tienen. La idea de un recopilatorio de temas inéditos es de ellos. Todo es de ellos, su atmósfera, es un disco creado por ellos. Se han volcado, han profundizado en la obra, son parte creativa del mismo. Un trabajo que suaviza hasta borrar la dicotomía que hay entre el arte y la industria. Yo poco tengo que ver con el disco, salvo la música. El texto que escribo, lo hago por las preguntas que David me hace. Jamás hubiese hecho un disco como este sin Passat Continu.
Eso de ser foco de atención no me preocupa demasiado. Si son para atender preguntas como las que haces, pues encantado de participar. Son preguntas afiladas y pensadas. Eso me produce más placer que otra cosa.
Me remito de nuevo a tus palabras: "La industria no crea, destruye, pues todo lo somete al sistema y al rendimiento económico". Me parecen palabras sinceras y apasionadas. Explícame: ¿De qué forma se sobrevive desde los márgenes con este ideario a cuestas? ¿Qué opinión te merecen estilos musicales como el reguetón o el trap, músicas populares fagocitados por la industria pero que nacieron desde los márgenes?
Normalmente no se sobrevive a la dicotomía arte-industria. La industria acaba tarde o temprano con todo el arte que es susceptible de darle beneficios económicos. El que no se puede o no sabe que se puede vender, no les interesa. Los estilos musicales, lejos de ser la seña de identidad de un artista son, a mi entender, límites que, por inseguridad o por imposición económica, el artista y la propia industria impone. Los estilos son una forma mas de represión, algo que sirve para etiquetar y no perder el hilo tanto del que ve, escucha, compra o ejecuta y sobre todo del que vende. Es crear un círculo e ignorar todo lo demás.
Los estilos podían tener cierto sentido parte del siglo pasado y más atrás, pues los instrumentos eran los que eran, pero ahora no. Ahora, con todas las posibilidades técnicas que hay, es un desperdicio enorme encerrarse en un estilo.
Cuando te alías con la industria, vengas de donde vengas, acabas siempre fagocitado. El arte que está de verdad al margen, es decir, al límite o en la frontera, es indestructible. Lo que ocurre es que el artista tiende siempre a moverse al centro, al calor de lo que se denomina normal. Esa es una de las trampas que tiende la industria y el sistema que rige actualmente en el mundo. ¿Por qué quiere que vayas al centro? porque desde allí la vista es mala, no puedes ver realmente cómo son las cosas y dejas de ser un artista beligerante para convertirte en uno que sirve al consumo engordando el monstruo nada más. En ese momento date por muerto.
A partir de este recopilatorio he ido buceando en tu discografía y me parece increíble lo extraordinariamente actual que siguen sonando tus temas, y sobre todo me parecen sonidos atemporales, abiertos a un amplio abanico de influencias. Quizás puedas dar la típica imagen de artista autista en su laboratorio de pruebas, pero tu música tiene raíces muy populares (pienso ahora en la fantástica 'Paisaje Hindú' que es como blues y field recordings a la vez). ¿Qué opinión tienes de aquellos artistas que se acercan a lo popular como si fueran objetos museísticos, y por lo tanto desnaturalizándolos? Algo que se debe preservar pero adoptando cierta superioridad moral…
La música que hago es una expresión y extensión de mí mismo. Yo decidí desde muy joven intentar descubrir quién o qué soy, para luego ejercer de ello, y en un continuo movimiento, tratar de superar los límites que me voy encontrando. Creo que es lo único que nos salva, que nos redime. Esa soledad que aparentemente puedo expresar es el reflejo de estar muchas veces en la frontera. Desde la frontera, la vista es más clara, es la mejor perspectiva para impedir ser deglutido y a su vez escupido por el sistema. Para definir las cosas y darte cuenta dónde estás. Es algo que tienes que encontrar por ti mismo, pues casi todo lo que te rodea te empuja a ser otro, a vivir como otro, pensar como otro, entre otras cosas.
Así nos encontramos con mucha gente que vota a quien cree que son los suyos, por ejemplo, y en realidad están votando a sus mayores enemigos. Al esperpento que nos gobierna. No soy un músico que experimenta con formas estereotipadas para ver qué tal queda. No busco una estética determinada. Además, no estoy en absoluto aislado de todo lo que me rodea, todo lo contrario. Miro, observo y escucho. Yo siempre arranco de un guión que obedece a mis pensamientos, creencias, sentimientos o visión del mundo. Siempre de lo más profundo de mí. Soy activo. Si no lo eres, mueres. No me desentiendo de nada. Los loops rítmicos que aparecen en muchos temas, los construyó yo mismo, dándole la expresión que busco, que pueda representar lo que siento.
Me parece miserable que alguien se sienta superior moralmente, pero es cierto que ocurre. Yo cuando nací ya existía la música y los instrumentos, por tanto todo se lo debo a lo colectivo no a mi ego. Siempre me he sentido uno más que está añadiendo algo. El valor de la música está en lo colectivo, sin eso no sería músico, tampoco sería hombre.
Todas las canciones de este recopilatorio me sugieren juegos binarios: tension/calma; intuición/reflexión; visceralidad/control... ¿Son estas las coordenadas en tensión que te hacen avanzar?
En realidad, en esta pregunta estás definiendo lo que es un proceso creativo y el recorrido que tiene. Algo que no muchos son capaces de hacer. La creatividad surge siempre del contraste de dos planos diferenciados, y cuanto más diferenciados son, más distancia hay entre ellos, es decir, más vértigo produce el recorrer esa distancia en un espacio breve de tiempo. La cuestión está en saberlos conjugar para crear un nuevo espacio, ya sea sonoro o de cualquier otra índole. Ese recorrido es la definición de lo que se denomina profundidad. Luego queda el eco de la misma, que sería ahondar más aún en ello.
Eres como una especie de chamán: en canciones como 'La advertencia' (me llegan ecos del gran Robert Wyatt) o 'Extraños en la sabana' parece que estés oficiando una especie de ceremonial pagano en la que unes tierra y cosmos. ¿Cómo se hace para pergeñar algo tan terrenal o ancestral y esotérico a la vez?
Lo ancestral y el cosmos para mí están muy ligados. Esos cánticos y ritmos tribales son una reacción al miedo que nos produce el vacío cósmico y todos los fenómenos que podemos observar. Es como un tributo que se hace a la grandiosidad del universo y el terror que nos produce. En realidad, el espacio tiempo nos ignora, y nuestro patético ombliguismo que nos hace creer que todo gira alrededor nuestro, a sólo unos pocos kilómetros de la tierra, se esfuma. En ese momento, nos damos cuenta de lo frágiles y pequeños que somos. Nuestros ancestros cantan y golpean para ahuyentar de alguna manera el pánico que produce su soledad, que no es otra cosa que su propia ignorancia.
Explícanos un poco las influencias literarias y musicales que han forjado tu ideario como artista.
Yo, desde muy temprano, fui, y aún soy, aunque con menor intensidad, un lector insaciable, un devorador de discos y de cine. Una curiosidad que apenas me dejaba dormir. Lo ejercía hasta la extenuación. Me ayudó muchísimo a encontrarme a mi mismo.
Estudié de manera autodidacta filosofía, ya que la universidad fue una decepción por el bajo nivel que había y lo estereotipada que estaba. Kant, Nietzsche, Heidegger, Spinoza, Marx, Heráclito...
Autores como Arthur Clarke, Asimov, Huxley, Borges, Pessoa, Kafka, Márquez, Machado, Lao-Tse y su Tao te King... toda la música, con especial debilidad por la música sacra vocal como Palestrina, Josquin Des Prés, Tomás Luis de Victoria y la psicodelia, sobre todo la inglesa. Amo el cine americano de los 30 y 70, esas dos décadas son las que más me tocan y siento una enorme debilidad por el cine japonés. Kurosawa, Ozu, Mizoguchi, Yamada... También el cine europeo de los 40 y 50, sobre todo el nórdico y el italiano.
Me fascinan los documentales sobre la fauna africana y el Universo. La Física, la robótica, la tecnología.
Tu carrera artística comienza en los 70 aunque se consolida en los 80 en donde publicas el grueso de tu obra. ¿Cómo recuerdas la tan propagandística década de los 80 a nivel musical, alejado del ruido mediático, en tu Santa Cruz de Tenerife natal?
Tengo mucha obra sin editar. En los 80 edité cuatro discos, por eso puede dar la impresión de que el grueso de mi obra es de esos años, pero no es así. Los ochenta los recuerdo como una vuelta a lo material y la apariencia carente de contenido. El nacimiento del nihilismo pasivo que dura hasta hoy mismo. Ese “no creo en nada, y por tanto nada voy a hacer pues nada tiene remedio” nace en esa época, y mientras tanto el sistema haciéndose cada vez más fuerte y recuperando privilegios del pasado en una contra revolución clara y despiadada. En España es cuando se consolidó esta farsa de democracia que tenemos y padecemos. En los ochenta se pasó del "all you need is love", al "todo lo que necesitas es dinero".
Fueron muy superficiales y materialistas, fríos y llenos de máscaras, pero tenía su belleza escondida a pesar de todo.
Has sido una persona que se ha autogestionado (Discos Manzana, Ja Ja Records) y no sé si sigues haciéndolo. Podríamos hablar largo y tendido sobre las miserias y grandezas de poder tener control sobre tu obra. ¿Qué piensas de que en la actualidad cada vez existan más sellos auto / semi gestionados? Resulta por lo menos curioso, en España, en tiempos de incerteza laboral y debacle del pensamiento humanístico...
Bueno, en España el pensamiento humanístico está de capa caída desde hace muchísimo tiempo. Es un país que le tiene pánico a pensar, y donde el arte y el artista siempre está bajo sospecha. Sólo hay que ver a los que gobiernan para entender en qué país vivimos. Yo creo en la autogestión como una reacción inteligente al sistema y toda la sarta de estereotipos que nos meten en el cerebro como grumos pegajosos que terminan por aniquilarnos. Los nuevos sellos como Passat Continu o Doméstica demuestran que todavía hay esperanzas de que esto cambie. Creo absolutamente en una sutil gestión inteligente en continuo movimiento. Yo siempre lo hice, y siempre lo seguiré haciendo.
La edición en vinilo es un mercado en auge, y está estrechamente ligado a nuevas formas de consumir productos culturales, al coleccionismo y la nostalgia. Me gustaría saber tu opinión sobre, por un lado, este repunte de la fetichización de la cultura (a la manera en que lo consideró Walter Benjamin), y por otro lado, qué opinas de esta entronización de la nostalgia como nueva modernidad.
La nostalgia sin más me parece una bajada de brazos. Es una mochila cargada de peso que no te deja caminar. El pasado está bien para saber qué somos, de donde venimos pero nada más. Avanzar es fijarte metas que vas conquistando en el presente. El vinilo es pasado, pero puede ser también parte del presente. El éxito en la vida consiste en no tirar nunca la toalla, en no rendirte. La nostalgia es una cara de la rendición. La presentación del vinilo sigue siendo la mejor para una obra musical. Es como la sala de cine versus la televisión. El vinilo es la sala de cine. El vinilo puede ser pasado, presente y futuro. No está sujeto al tiempo.
Una mente tan inquieta como la tuya no parece que se conforme con poco. ¿Sigues la actualidad musical? ¿Qué te interesa?
No, no estoy conforme con casi nada. Escribo o compongo algo y a los pocos días disiento de ello. No me hago trampa a mí mismo. Hacer una obra significa que hay saltar por encima de ella una vez acabada, pues lo contrario te derrota, te destruye. En realidad, es lo que la vida nos enseña, sólo hay que observar y a ser posible posible en silencio, sin interferencias.
Escucho poca música, ya que trabajo en ella muchas horas al día y el cuerpo me dice basta, pero el cine y la lectura siguen siendo un motivo más que importante para querer seguir viviendo. Estoy haciendo tres discos por encargo para un sello nuevo llamado Odaart. No paro de hacer música. Tengo la cabeza llena de texturas, ritmos y melodías.