Partiendo de un proceso de creación eminentemente íntimo y doméstico, la señal emitida por las canciones que conforman 'Casa' (Discos Belamarh, 2019) - el nuevo disco de El Ser Humano - empezó a coger forma de onda expansiva desde su publicación mensual en la revista Muzikalia. Es en la sección creada ex profeso para la ocasión 'What is this thing called SONG?', de la veterana cabecera musical, desde dónde el músico valenciano Gonzalo Fuster decidió compartir un nuevo tema de su repertorio personal, acompañando la publicación de un texto ilustrativo dónde explicaba en primera persona y con entusiasta exhaustividad la concepción lírica y la confección sonora de cada uno de los temas, que en su epílogo completaron una colección de, en total, once canciones. Todo un refugio sonoro que encontró acomodo físico gracias a la también fervorosa labor discográfica de Luis Moner y su coqueto sello Discos Belamarh, acogedora sala de estar pensada para creadores singulares y que manejan trayectorias a contracorriente.
La portada de ‘Casa’ es muy “vainiquera”. Me viene a la cabeza el disco ‘En Familia’, aquel regreso tan doméstico y falsamente naïf….
Sí, así es, cuando Luis Moner de Discos Belamarh me contó que tenía pensada una diseñadora para el arte del disco, las dos referencias que barajamos fueron Vainica Doble ('En Familia' y casi más el 'Taquicardia') y el disco de Caetano Veloso de 1969. Ahora mismo, mientras respondo tus preguntas alcanzo a ver el 'En Familia', puesto que estuve escuchándolo ayer mismo.
La portada es una foto del suelo de mi casa con los textos de mi puño y letra. La idea fue de Francisca Pageo, el diseño fue cosa de ambos.

La concepción del disco y la forma en la que has ido explicando cómo surgieron las canciones parte de un “testimonio entusiasta de un escritor de canciones”. ¿El entusiasmo es el oro de los pobres?
El entusiasmo lo es todo. En mi caso, lo sobrepaso y llego al límite de la obsesión. Me he dado cuenta que no puedo vivir sin obsesionarme y he aceptado que es mi estado ideal. Cuando no estoy obsesionado, no valgo para nada, soy un oficinista gris. Pero cuando pasa, bien sea con un autor, intérprete, escritor, concepto… lo que sea, soy totalmente feliz. No quiero saber nada de nadie, me meto en mi burbuja y lo disfruto. Ahora acabo de salir de una obsesión por Mina Mazzini de casi dos años.
Creo que es una de las razones por las que no me gusta escuchar la radio (y reconozco su misión y función), pero escuchar cosas al azar es no estar obsesionado, es ponerle un hilo musical a mi vida y no me satisface.
Por otra parte, el poder de escribir canciones es sobrenatural. Me siento muy afortunado. Coges un instrumento y en un tiempo tienes en tu cabeza algo que antes no existía. Incluso en contadísimos casos, se convierte en parte fundamental de la vida de otras personas. Si no experimentaras un entusiasmo por convertir tus emociones en canciones, jamás existirían.
Mina - intérprete de la canción que versionas en este disco, 'L’ Abitudine' (adaptación al italiano de Bruno Lauzi del tema Daddy´s Dream que cantaba Demetrio Stratos) - es reverenciada, más allá de su obra, por su carácter esquivo y su aversión a los focos. Con la exposición que has mantenido durante los últimos meses con respecto a cómo enfocas tu obra, ¿no estás traicionando en cierta manera el espíritu artístico que mueve a la diva de Busto Arsizio?
Sí, totalmente, pero ella es una diosa y yo no. Además, que fuera una obsesión no quiere decir que imite sus comportamientos, esas cosas no me pasan. Imagínate, por ejemplo, cuando me dio el venazo/obsesión con Cole Porter o Black Sabbath. No, no, quita… yo soy yo.
He pensado mucho en ello y es algo muy dicotómico, porque los ensalzo tanto que me considero una mierda a su lado y, a la vez, me hace sentir extremadamente afortunado vivirlo así, lo que me hace muy feliz. A ver si también soy bipolar…
Además, tengamos en cuenta que ella es superpopular, no podía ni pasear tranquila por la calle. A mí me han reconocido una vez por la calle y me sentí incómodo, imagínate, pero lo de exponerse se puede hacer a mi nivel sin ningún problema y de forma totalmente honesta.


Podríamos dilucidar que se trata de un disco confesional, en el que hablas de “lo que te había costado llegar al punto de equilibrio en el que te encuentras ahora”. Lejos del exhibicionismo melodramático, aquí hay verdad serena. ¿No es así?
Ha sido un proceso de búsqueda y autoconocimiento. Realmente llevaba ya unos años en ello, pero desde 2017 el proceso se aceleró y profundizó bastante. El hecho de haberlo hecho yo solo, sin la más mínima opinión externa ni apenas colaboraciones me ha hecho poner más el foco en mí, en decir las cosas de la manera más auténtica y real. Me hablo ante el espejo. No hay el más mínimo atisbo de ficción, salvo en la versión de Mina, claro.
Y sí, hay verdad serena, es todo lo que busco. ¿Para qué mentirse?
En el disco hay lugares que trascienden el hogar: las faldas del Montgó en ‘Dénia’, ‘Corbera’, la playa de ‘Mi patria es el mar’… ¿Se trata también de trazar un recorrido geo-emocional antes de, tal y como escribió Kavafis “siempre llegar a esta ciudad”?
No del todo, hablo de lugares que son mi hogar, no solo la casa donde habito con mi mujer y mis hijos. El Montgó es mi hogar también, su presencia me ha marcado mucho, en Corbera estuvimos la familia entera disfrutando de varios días de absoluta felicidad y el altamar es lo más parecido a mí que he conocido.
Al final no es cuestión de antigüedad o de cercanía. Mi hogar es aquello que soy yo. Y todas esas partes son la Morena, Alex y Marc.
Somos individuos que vivimos en un entorno, en un ambiente y, en ocasiones, definen y condicionan más que otros individuos con los que te relacionas. El viaje es más hacia uno mismo.
A nivel musical has incidido en una vertiente más acústica y relajada, artesanal, como mimando cada instrumento para que el detalle también tenga su relevancia. ¿Es tu disco más pretendidamente cuidado?
Es seguro que es el disco que más he trabajado, por el hecho de que lo he grabado y producido todo yo, aprendiendo sobre la marcha, trabajando muchísimo cada canción. Aún así, no soy un experto en grabación y conforme iba publicando canciones, veía al poco tiempo que podría haber mejorado muchas cosas. Cuando en verano reescuché las tres primeras canciones me dio ganas de regrabarlas por completo, pero no lo hice. Así es la vida, lo otro es ficción. Entonces, sí, es cuidado, con la determinación de hacerlo lo mejor que sé, pero no retocar el pasado, como la vida misma.
Tengamos en cuenta que con mis medios y conocimientos, no podía (ni quería) liarme a meter mil capas de instrumentos. Está todo grabado en casa. Por un punto, lo pretendía orgánico, real.
Dices que querías ser “Carmen Santonja, Syd Barrett y Gainsbourg” . Pero, a parte de estos héroes y referentes, ¿tenías puesta la mira en algún recurso estético determinado? ¿las grabaciones de copias privadas que proliferaban en el folk-rock norteamericano de los años 70 y que ahora suelen ser redescubiertas con fruición?
No sabría decirte, sinceramente. Así como con Gran Camino sí que tenía eso en mente, y también cosas más actuales tipo Bonnie Prince Billy, con este disco me dejé llevar bastante. He de confesar que en ningún momento pensé que un loco apasionado de la música de Barcelona fuera a recopilarlas y editarlas en un precioso disco. Si lo hubiera preconcebido, probablemente no sería tan natural. Aquí cada canción es un poco sindiós, repito, ¡Como la vida misma!
Carmen, Barrett o Gainsbourg han sido motores de infancia o adolescencia que sirvieron de dirección, admiro su obra y persona, pero yo soy yo. Y eso ejerció de combustible sin condicionarme, creo. Me ha gustado descubrirme durante estos dos años.
En el disco cantas sin ambages sobre el amor, con tu mujer y tus hijos como claros destinatarios. ¿Un acto de valentía en estos tiempos eminentemente cínicos?
Claro, estas canciones las hice para mí, aunque por suerte Muzikalia las fue publicando junto con un texto explicando su proceso. Me parece muy valiente esto que he hecho de liarme tanto con el único objetivo de cantarle a mis amores. No pretendo gustar a nadie, ni encajar en ningún lugar, estas canciones son exactamente las mismas que las que podrían haberse quedado en una tarjeta de memoria de 16Gb sin que nadie las escuchara. Y es ese precisamente el acto de rebeldía y valentía. Me da absolutamente igual lo que pase con ellas ya. Ni hay maquillaje ni autoficción.
La creación es un acto de desobediencia, de subversión, de valentía. Y hacerlo de manera totalmente independiente de la opinión general o el gusto imperante, incluso más.
‘Casa’ podría ser el reverso mediterráneo de uno de los mejores discos de country-folk doméstico de la historia, ‘At Home’ de Lambert & Nuttycombe , que apenas tuvo eco entre toneladas de discos “más llamativos” de su época. ¿Crees que la serenidad es un valor a reivindicar? ¿Qué tipo de oyente consideras que puede ser potencial para estas nuevas canciones de tu cosecha?
No los conocía, gracias por la recomendación.
Ahora mismo no creo que nada sea ya reivindicable. Además, ¿Para qué sirve reivindicar?
En el mejor de los casos, alguien husmeará por internet, lo que le aportará un know how corto y ciego, cualquier cosa reivindicada es objeto de un escaneo rápido, se ubica y fuera, a otra cosa, lo que hace falta es vivir las cosas. ¡VIVIRLAS, coño!
Perdona que me haya puesto a gritar como un abuelo, pero veo a tanta gente pasar de puntillas sobre tantas cosas. Reivindico no reivindicar.
Respecto al oyente, no tengo ni idea. Mucha gente me ha comentado cosas de mis canciones, para bien y para mal. Parece ser que o te encantan o las aborreces, particularmente por mi voz, pero en resumen, yo las dejo ahí, ya han cumplido su misión, ahora son un libro más pillando polvo en la biblioteca. Pero cuando alguien busca justo ese título y lo encuentra, oculto entre grandes volúmenes que no le interesan en absoluto, pues la satisfacción y el placer son enormes
Intuyo que con este disco has querido que se encontraran las sendas de Gran Camino y del El Ser Humano. ¿Crees que con este disco has conseguido aparecer en el lugar apropiado en el que conjugar tus inquietudes como creador de canciones?
Sí, eso he conseguido, pero no fue el objetivo. Probablemente sea el punto natural de equilibrio entre grabarme solo y meter más instrumentos que en Gran Camino. Respecto a El Ser Humano, jamás pensé que pudiera abordar una grabación así yo solo, sin limitarme a nivel conceptual.
Es seguro que me siento bien y que he aprendido barbaridades. No me gusta tanto producir como componer, pero producir tiene un carácter muy extraño, puesto que puedes orientar las canciones hacia un sitio u otro.
Me he sentido especialmente cómodo y las colaboraciones de Carina Asensi, Lourdes Casany, Anna Sanz de Galdeano, David Campillos y Luis Torregrosa relucen por encima de todo, pero gracias a ellas he tenido que lidiar con aspectos técnicos y de mezcla que me han hecho crecer mucho y conocer mejor el proceso de producción y, por tanto, valorar aún más el talento de gente como Dani Cardona, Fede Trillo, Chema Fuertes o Román Gil.