Cándida: En tierra de nadie

Juan Barcala y Candi Imbernón. Cándida. Foto: Nuria Andrés Sáez

Cantaba Roberto 'El Polaco' Goyeneche: "y hoy nuevas sendas tomaremos", un ardid tanguero que han hecho suyo los miembros de Cándida para dar forma a las nueve canciones que engalanan su último disco de estudio 'Galgos o podencos' (Cándida, 2017). Un trabajo con el que definitivamente han soltado las amarras del tango y la milonga que dieron tono a sus primeros tiempos - tanto en la trayectoria en solitario de su cantante Candi Imbernón, como en aquel enorme tratado de "neotango" titulado 'Mil perdones' - y refrendan lo ya vislumbrado en 'Arbolito Brutal' (Cándida, 2014), donde, sin perder de vista la frontera, el arrabal y el calor de la milonga, esbozaban el desprejuiciado y sugerente eco sonoro con el que han acabado subrayando su presente. Una bendita anomalía que se apropia de referentes más contemporáneos para dar fuste a nueve canciones tan disfrutables como arriesgadas, en un ejercicio librepensador que, además de seguir mirando de reojo a cierta tradición sudamericana, se deja llevar por estilos diversos (desde el western a la "Morricone" hasta el folk psicodélico, pasando por el dub o el blues) cerrando un círculo que fluye con asombrosa naturalidad. Candi Imbernón (voz y letras) y Juan Barcala (música) nos lo cuentan.

¿Se podría decir que habéis virado definitivamente el espejo que miraba a Aníbal Troilo o Goyeneche hacia referentes del calibre de Rodrigo Leão o Vinicio Capossela, conocidos por su talante aglutinador?

Candi: A nivel de grupo sí que ha habido un viraje, pero a nivel personal, en absoluto. El tango es algo que me va a acompañar hasta el día en que me muera. De hecho, lo que yo siento a la hora de interpretar y escuchar tango, sobre todo Goyeneche, que es uno de mis intérpretes preferidos, es algo, digamos, único, que no se parece en nada a cantar cualquier otra cosa, ni siquiera mis propias canciones.

Juan: Cierto, en 'Galgos o podencos' cuesta encontrar algo de tango. Tiene que ver, en buena medida, en el hecho de que en el primer disco contamos con la colaboración de los músicos con los que Candi había estado cantando tango puro y duro durante años. A medida que hemos ido cambiando de músicos, el sonido se ha ido volviendo cada vez más heterodoxo y desprejuiciado. Milonga sigue habiendo, al igual que otros ritmos como el candombe, la murga, la chacarera… También han caído más cosas por el camino, como el swing que estaba bastante presente en el primer disco, y han aparecido otras como el surf, el blues o, incluso, el dub. De todos modos, la elección de los estilos no responde a algo premeditado. Cuando arreglamos las canciones no nos detenemos a pensar el género al que pertenece ese arreglo o ese sondo. Si funciona, para delante.

Eso supone también cierto riesgo, cuando de un sentido de la canción más estándar se tira hacia derroteros más experimentales.

Candi: El riesgo de estar en "tierra de nadie" es alto, sí, y nosotros pagamos ese precio conscientemente. De todos modos, a estas alturas de nuestras vidas, si no hacemos algo que suponga un reto y nos estimule creativamente, no tiene sentido perder el tiempo.

Juan: En mi opinión a la gente, y estoy generalizando, le suele gustar más lo que es capaz de reconocer, lo que se parece a otras cosas que ya le gustan. Muchos medios han dicho que en nuestro caso cuesta encontrar referentes y supongo que esto nos lo pone más difícil. De todos modos no es algo premeditado, esto es lo que nos sale.

Portada de 'Galgos o podencos'.

Los 'Galgos o podencos' tienen mucho que ver con la fábula 'Los dos conejos' de Tomás de Iriarte. Una herencia popular que sigue vigente en nuestros días y que incluso invita a pensar en un intercambio de papeles entre los galgos, los podencos y los conejos.

Juan: Las "herencias populares", los refranes, los "dichos" son lo más parecido a una verdad absoluta que puede haber en una cultura. Y, por eso, siempre están vigentes. En este caso la fábula, tal y como yo la entiendo, lo que nos dice es que no caigamos en la pasividad, en discusiones fútiles, que o se nos comen por los pies o nos transforman en uno de ellos. Hay que correr y "librepensar".

Aunque leyendo entre líneas también podríamos remontarnos a los cronopios y famas de Cortaza. ¿De qué lado se pone Cándida?

Candi: Reconozco que no conocía estas historias de Cortázar. En el mundo real no hay dicotomías, no hay blanco y negro. Es todo mucho más complejo. El ser humano es muy rico en matices (lo que no implica necesariamente algo bueno ni malo). De todos modos, deja que les eche un vistazo con detenimiento y en la próxima entrevista te contesto (ríe).

Es inevitable pensar en literatura sabiendo de las querencias letraheridas de Candi Imbernón. ¿Manda la letra sobre la música en vuestras canciones?

Candi: Al contrario de lo que pueda parecer, sí. Aunque hay veces en que las canciones se crean a partir de un ritmo o un riff de guitarra, lo que le da sentido es la letra, y no sólo a la canción en sí, sino a la canción dentro del repertorio.

Juan: De hecho, cosas como el título del disco, la creatividad, las fotos de promo, el concepto de cada disco. Todo sale a partir del componente literario.

Parece que con este disco habéis pretendido crear ante todo una atmósfera determinada (el principio del disco con 'Candidiasis' es, en cierto modo, cinematográfico). ¿No es así?

Candi: Como siempre decimos, somos muy peliculeros y en nuestro imaginario el cine está muy presente.

Juan: Para mí el concepto de narratividad es muy importante, dónde te lleva una canción y dónde te recoge la siguiente llevándote a otro sitio. Como somos del siglo pasado, todavía encontramos mucho sentido a eso del orden de las canciones dentro de un disco o un repertorio, crear una cierta dinámica con el orden de las canciones. Supongo que esa dinámica puede resultar cinematográfica. Por otro lado, a la hora de arreglar los temas, la atmósfera que haya en cada uno de ellos (más allá de los acordes y las notas) es muy importante, sí.

Es un disco corto en minutaje pero muy intenso, 'Infección' y 'Huesos y piel' están cosidas por el mismo patrón (con la sección rítmica en ebullición) al igual que 'Esclavas', que parece parte de un ritual pagano. Entiendo que trabajar este disco habrá sido toda una prueba gimnástica.

Candi: Hemos tardado más de un año en cocinarlo. En primer lugar porque nuestras obligaciones laborales y familiares nos obligan a no disponer de mucho tiempo y, en segundo lugar, porque hemos tenido que ir probando muchas cosas. Ha sido el resultado de una búsqueda.

Juan: Y, sí, esa búsqueda ha partido, en muchas ocasiones, de la base rítmica. Estoy obsesionado con los ritmos.

Seguís ahondando en el arte de llevar a vuestro terreno clásicos del rock en castellano. En este caso, recreáis 'La casa del misterio' de Ilegales con aromas vaporosos, casi oníricos. ¿Una letra tan poderosa como la de Jorge Martínez admite cualquier tipo de traje?

Candi: No cualquiera (ríe). Otra cosa es que le siente bien el que le hemos hecho nosotros. Lo que estaba claro es que la versión debía conservar cierto aire de misterio, de extrañeza. La elegimos porque, dentro del repertorio "ilegal" tenía una melodía y unos acordes increíbles que permitían mucho juego.

Esta versión y el clima que habéis conseguido con estas nueve canciones refrenda el aire de extrañeza que sobrevuela el disco, incluso a sabiendas que cerráis el telón con dos 'Esperpentos' (Pt I y Pt II). ¿Es este disco una mirada perpleja de los tiempos que corren?

Candi: Perpleja, no. Dejémoslo en mirada a secas.